Tonto y retonto 2

Crítica de Fernando Sandro - El Espectador Avezado

Cuando nos enteramos hace unos cuantos meses de la realización de una secuela de Tonto y ReTonto 2, los interesados nos quedamos con algunas interrogantes ¿Podrá mantener el mismo estilo de la original? ¿Afectará en el dúo el paso del tiempo? ¿Será necesario hacer una secuela? ¿Y la precuela?.
Es momento de resolver todas esas preguntas. Comencemos por el final; la precuela Tonto, Tontos y Retontos, bien gracias, se la ignora totalmente en esta secuela – lo bien que hacen – y por tanto nosotros haremos lo mismo.
Sorpresivamente, para bien o para mal, según cómo se lo vea y según sea el cariño que se le tenga a la original, Tonto y ReTonto 2 es muy similar a su primera parte, hasta hay gags que funcionan mejor si se tiene fresca a aquella, el estilo es prácticamente el mismo, algo más zafado, pero poco ha cambiado.
Veinte años han pasado desde aquella película que dio a conocer al dúo de hermanos Peter y Bobby Farrelly como apellido insigne de la dirección de comedias. Durante todo este tiempo, se intentó que las partes se pusieran de acuerdo pero nunca se llegaba a un acuerdo para continuar la historia con el mismo equipo.
Es inevitable que el tiempo haga mella, cuando lo vemos a Jim Carrey y Jeff Daniels repetir sus roles de Lloyd y Harry como si todo fuese igual, algo nos hace ruído, perdonen pero ya distan de ser jovencitos y pareciera que ambos actores ya están para otras cosas; pero algo sí es seguro, la química de amistad entre ellos se mantiene fresca y estos roles no pueden tener otro rostro y personalidad que la de los actores.
De la experiencia del paso del tiempo salen mejores parados los directores, que habiendo perdido algo de la magia y el toque para la comedia de sus primeros films (digamos cuando probaron el dulce de la NCA), aquí lo vuelven a lograr y son los que siguen filmando y creando humor como si todavía se encontrasen en 1994.
La historia es tan solo una excusa y es lo que más nos hace acordar a la original por sus similitudes. Harry y Lloyd emprenden nuevamente un viaje de estilo road movie, esta vez buscando un riñon para Harry en uno de sus hijos no reconocidos (ya sabemos, supuestamente). En el medio, terminan involucrados inocentemente en una trama criminal de cacería. No hay mucho más para decir sin arruinar los chistes… solamente que en la hija de Harry, habrá más de un interés por parte del dúo.
Alguno gags funcionan, otros no tanto, hay mayor cantidad de chistes zafados, pero sigue prevaleciendo la inocencia de ambos personajes, y ahí cuando el guión no responda, bastará con un gesto de cualquiera de los dos actores para que, aunque sea, se nos dibuje una sonrisa.
Esto ya es cansino decirlo, la primer película dividió aguas, a quienes aquella no les haya gustado, les haya parecido de mal gusto, a esta ni se asomen. Quienes hayan extrañado al dúo por veinte años, o se hayan cansado de verlo por televisión, esta secuela entrega un film que no está a la altura del original, que intenta repetirlo (y eso en parte quizás sea lo que no le permite estar al mismo nivel), y que de todos modos ofrece un momento muy divertido y desprejuiciado.
Respondemos el último interrogante, ¿Era necesaria? Probablemente no, pero las leyes de Hollywood mandan, y acá, entre nosotros, sabemos que el resultado pudo ser mucho peor. A divertirse sin ningún prejuicio.