Tomorrowland

Crítica de María Gabriela Losino - Cine y más...

No es habitual ver a George Clooney protagonizar este tipo de películas y menos de la factoría Disney… pero siempre hay una primera vez. Bajo la dirección de Brad Bird (“Los Increíbles”, “Ratatouille”, “Misión Imposible: Protocolo Fantasma”), el actor lidera el elenco de esta película inspirada en la atracción del parque temático Disneyland creada en 1955 por el propio Walt.

En aquella época, los norteamericanos tenían una visión optimista del futuro. Pero con los años, esa visión del público comenzó a ensombrecerse. Ésta es precisamente la premisa que lo llevó a Damon Lindelof a desarrollar la idea y el argumento de “Tomorrowland” junto a Bird y el guionista Jeff Jensen.

El film, si bien contiene un mensaje optimista, se nota una marcada posición pesimista sobre el futuro y sobre los seres humanos, que no nos damos cuenta del daño que nos hacemos entre nosotros y al planeta en el que vivimos; y que de seguir con esta actitud, el final está muy cerca. Y eso es pura verdad.

En el centro de esta historia que combina aventura y ciencia ficción, nos encontramos con Frank Walker (Clooney), un hombre desilusionado y bastante gruñón, que solía ser un niño soñador y prodigio de la ciencia. La película inicia con una escena suya contando que cuando él era pequeño, el futuro era diferente. Así es que nos trasladamos al año 1964 para enterarnos cómo conoció esa idílica “Tierra del Mañana”.

Vemos al pequeño Frank (encarnado por Thomas Robinson) acudiendo a una Feria Mundial de Inventos para presentar su jetpack (mochila propulsora). Allí, capta la atención de una niña británica llamada Athena (qué talentosa que es Raffey Cassidy), quien le entrega un pin muy particular que funciona como una “llave” que lo transporta a otra dimensión, a ese lugar fantástico y futurista.

El chico cree que este lugar, construído por visionarios con tecnologías de avanzada, es el mejor del universo y que el mundo será mucho mejor gracias a éste, debido a que no hay cuestionamientos ni trabas burocráticas ni maldad… sólo buenas intenciones. Pero, a medida que va creciendo, se desilusiona, y tras haber sido desterrado para volver a nuestra realidad, se transforma en un ermitaño, cínico, viviendo solo en su granja rodeado de sus invenciones tecnológicas.

Ya en la actualidad, conocemos la historia de la otra protagonista de la película, una determinada joven llamada Casey (oh! casualidad, Newton), interpretada por Britt Robertson, conocida por su papel en “Under the Dome” y la reciente “El Viaje Más Largo”.

Ella es la hija de un ex-ingeniero de la NASA (Tim McGraw) que está obsesionada con impedir que una estación de lanzamiento de cohetes en Cabo Cañaveral, donde su padre solía trabajar, sea demolida. Y lo hace llevando a cabo varios actos de hackeo y sabotaje, pero no hay nada que hacer; el programa espacial ha sido prácticamente cancelado.

Esta entretenida producción de dos horas de duración que se nos pasan como si nada, desarrolla -justamente cual atracción de Parque de Diversiones- cómo es que la adolescente es reclutada por Athena (las escenas de Casey interactuando con el pin y con la niña son muy graciosas) y cómo cruza su camino con el personaje de Clooney, con quien la muchacha se embarca en una misión para salvar al planeta. No sin antes enfrentar a Nix (Hugh Laurie), el villano (no tan villano) de turno.

Montaje, fotografía, efectos visuales, guión y actuaciones muy bien logradas hacen de ésta una aventura para que los que la veamos (seamos niños o no) sigamos soñando, como ellos, con un mundo mejor.