Tomorrowland

Crítica de Fernando Alvarez - Todo lo ve

Un viaje mágico y rápido como un parpadeo

La película del sello Disney permite el ingreso a un mundo paralelo y enigmático que trae sorpresas y amenazas. Pasado, presente y futuro son abordados con imaginación visual, nostalgia y referencias a títulos de ciencia-ficción.

Desde el comienzo se percibe que Tomorrowland es un producto arriesgado que, si bien juega con la pirotecnia visual, encierra un trasfondo lúcido y cuestionador sobre el mundo que habitamos.

El director Brad Bird, el mismo de Los increíbles y Misión Imposible: Protocolo Fantasma, es un especialista en el terreno de la acción y su pulso se nota en este relato que combina ciencia-ficción y persecuciones con la nostalgia de épocas pasadas. Como una suerte de parpadeo constante que traslada a los personajes de un escenario a otro, el film tampoco deja de lado el humor y las referencias a Star Wars, Blade Runner e incluso Stargate.

Frank Walker -Thomas Robinson-, un niño que participa en un congreso de inventos en la década del sesenta, ingresa a un mundo extraño y fascinante gracias a la invitación secreta de Athena -Raffey Cassidy-. Años más tarde, el mismo Frank -George Clooney- vive recluído y cansado pero en su camino irrumpe Casey -Britt Robertson-, una adolescente con curiosidad científica, y ambos se se embarcan en la peligrosa misión para revelar los secretos del lugar enigmático al que remite el título.

Perseguidos sin descanso por una serie de robots-animatronics y por personajes enfundados en negro que remiten al universo de The Matrix, la película se guarda sorpresas bajo la manga y no es conveniente brindar más detalles que puedan alterar el vértigo que propone la historia, una suerte de montaña rusa de parque de diversiones, con vueltas impensadas y riesgo en las alturas.

El film no está apuntado a chicos de corta edad porque se perderán en las idas y vueltas de la narración, pero el público adulto agradecerá una historia interesante que atrapa desde su inicio y permite el acceso, pin mediante, a un mundo que se erige un poco más allá de la imaginación.