Tom y Jerry

Crítica de Martín Goniondzki - Cinéfilo Serial

Parece que continúa la fórmula de Hollywood por tratar de replicar éxitos del pasado en el actual circuito del entretenimiento moderno. Así es como hemos visto una enorme cantidad de precuelas, secuelas, remakes y reboots de productos cinematográficos, televisivos o incluso de otros medios como por ejemplo los videojuegos, llevados a la pantalla grande con el afán de tocar el cielo con las manos. Algunos ejercicios apelan a la nostalgia de los espectadores que fueron testigos de las producciones originales y otras veces se busca actualizar o presentar los personajes y las historias viejas a las nuevas generaciones ya que, como dice Mirtha Legrand, «el público se renueva».

Hace poco pudimos presenciar el retorno de Scooby-Doo a la pantalla grande y ahora es el turno de otros queridos personajes de Hanna-Barbera, Tom y Jerry. Este dúo improbable de gato y ratón fue creado en 1940 por los mismísimos William Hanna y Joseph Barbera llegando a producir 114 cortos desde ese año y hasta 1958, varios de los cuales se alzaron con Premios Oscars a Mejor Cortometraje Animado. Más tarde Metro Goldwyn Mayer llegaría a producir alrededor de 161 episodios continuando con el legado de sus creadores que fueron a trabajar en otros personajes de la compañía. Luego entre 1963 y 1967 llegaría el período de Chuck Jones que también produjo otros tantos maravillosos episodios de la dupla. A lo largo de los años, Tom y Jerry siguieron teniendo infinidad de aventuras en distintos formatos, la mayoría en series de televisión, muchos de los cuales no lograron capturar la magia de sus inicios. Incluso en 1992 hubo un intento bastante desatinado de llevar a los personajes al formato de largometraje animado, pero cometiendo el error de ponerle voces a estas míticas caricaturas, sacándole la dinámica e incluso la gracia al asunto.

81 años después de su creación, viene su segunda incursión en el ámbito cinematográfico, pero esta vez de la mano de Warner Bros. (ahora dueña de los personajes de Hanna Barbera), que tomo la «osada» decisión de mezclar la animación con el live action, llevando a los personajes a interactuar con actores reales. Esto sabemos que ha salido bien en algunos casos como en «Who Framed Roger Rabbit» de (1988) y muy mal en otros como en «Yogi Bear» (2010) y «Woody Woodpecker: The Movie» (2017), otros dos personajes clásicos llevados a la pantalla grande.

Con el caso particular del film de Tom y Jerry nos pasa que no llega a ser el fracaso estrepitoso que uno pensaba que podía llegar a ser, pero tampoco logra ser un relato sólido como para significar la vuelta de estos míticos personajes. El largometraje se centra en Kayla (Chloë Grace Moretz), una joven que pierde el trabajo abruptamente y se hace pasar por otra persona para poder conseguir un cargo temporal como empleada en un hotel lujoso de la ciudad de New York. Su tarea es ayudar con la planificación de una importante boda de una pareja de la escena pública y encargarse de que todo salga perfecto. Lo que no imagina es que Jerry se interpondrá en su camino buscando habitar en el lugar, poniendo en peligro la integridad y la reputación del famoso hotel. Como medida de precaución y con el objetivo de deshacerse del ratón, decide acudir a Tom para que lo cace y lo eche antes de que sea demasiado tarde. A su vez, Kayla deberá lidiar con la desconfiada mirada de Terence (Michael Peña) quien no cree en sus capacidades como empleada y está en completo desacuerdo con la decisión de su jefe de contratarla.

El principal inconveniente de «Tom y Jerry» es que la cinta se centra demasiado en los personajes humanos y no tanto en los personajes del título. Si bien la dinámica del dúo respeta los cánones del dibujo original e incluso se toma la sabia decisión de que estos no hablen, se siente como si estuvieran menos tiempo en pantalla que los personajes reales, los cuales tienen sus conflictos y cuestiones bien trabajadas pero que no logran amalgamarse del todo con la parte caricaturesca del asunto. Por otro lado, el tono cómico se mantiene e incluso hay varios guiños a personajes clásicos de los cortometrajes, así como también alguna que otra referencia a otro personaje de la factoría Hanna-Barbera. Asimismo, algunos gags de los cortos clásicos parecen reciclados para la ocasión lo cual es un poco extraño.

Respecto a los aspectos técnicos, la animación se ve prolija a pesar de que el 3D por momentos desentona y pone en jaque su yuxtaposición con los actores y las locaciones reales, pero sí se agradece que se haya respetado el diseño original de la dupla protagónica.

«Tom y Jerry» es una película pensada para el público más pequeño y que no tiene demasiadas pretensiones más que satisfacer a los niños y a aquellos padres nostálgicos que probablemente estén más familiarizados con los personajes. Un film que no transmite aquella gloriosa época dorada del dúo pero que logra esbozar algunos buenos momentos de su dinámica.