Tom y Jerry

Crítica de Leandro Gioia - Sin Intervalos

Volvió el dibujo animado que más fronteras etarias rompió a lo largo de la historia de la televisión, pero esta vez llegó en forma de largometraje adaptado al estilo híbrido que existe entre la animación y el live action. Esto ya lo vimos en otras películas tales como “¿Quién engañó a Roger Rabbit?” (Robert Zemeckis) y “Space Jam” (Joe Pytka).

Tom y Jerry trasladan sus aventuras a la ciudad de Nueva York, en donde conocen a Kayla (Chloe Grace Moretz), una trabajadora oportunista que los utilizará para mantener su nuevo puesto laboral en un prestigioso hotel céntrico.

El film está dirigido por Tim Story (Los Cuatros Fantásticos) y protagonizado por Chloe Grace Moretz, Colin Jost, Pallavi Sharda y Michael Peña, además de (obviamente) los simpáticos Tom y Jerry.

Como punto a favor, la película está repleta de referencias hacia otras producciones de Warner Bros. Además, es muy destacable que la esencia de los personajes siga vigente, teniendo en cuenta que han pasado ochenta años desde su creación.

La cinta tiene problemas en el guion. Los conflictos a resolver están en constante cambio y movimiento, pero no tienen un objetivo claro, esto hace que la trama sea inconsistente o no siga un hilo conductor que sea interesante para el espectador. En ocasiones da la sensación de que el relato es una sucesión de episodios superpuestos unos sobre otros.

La animación cumple, pero también debo decir que me traslada a los años noventa. No existen demasiadas mejoras visuales con respecto a, por ejemplo, Space Jam (1996). Esto puede ser visto como algo bueno, por mantener esa esencia o como algo malo por no haber usado más recursos que mejoren a estos personajes. A mí no me convencen del todo.

En cuanto a los personajes de Tom y Jerry, no tienen el protagonismo que se merecen. La película lleva sus nombres en el título, pero los verdaderos protagonistas son siempre los actores humanos. Esto hace que uno se quede con la sensación de que, por momentos, el gato y el ratón pasen a un plano secundario dentro de la historia.

La narración maneja códigos sumamente infantiles. Divierte de manera dispersa, con chistes típicos de caricaturas, por lo que es pura y exclusivamente para niños. Puede resultar una buena opción para volver al cine en familia.

Por Leandro Gioia