Tokio

Crítica de Susana Salerno - N3F

Graciela Borges y Luis Brandoni juntos en una historia de amor en la tercera edad.

Esta es una historia de amor de dos corazones solitarios. Lo que no saben es que el destino guardó un momento para que se encuentren. Ellos se conocen una noche ocasionalmente en “Bourbon” un club de jazz en la ciudad que se encuentra envuelto con una iluminación ideal.

Allí llega Nina (Graciela Borges) quien luego de una larga ausencia regresa al país después de haber estado en Roma. Su rostro se ve marcado por un pasado lleno de recuerdos, frustraciones, momentos difíciles de abandonar, a punto de cumplir años y el reencuentro con un amigo (Ricki) que nunca aparece. Pero allí conoce Goodman (Luis Brandoni) un pianista que toca por las noches en ese club acostumbrado a vivir de gira y a punto de viajar a Tokio.

Ambos apenas se miran, pero en esa barra donde ella se encuentra hay un celular que no para de sonar, así comienzan sus primeras miradas y la excusa perfecta para hablar, reírse, mirarse y entre palabra y palabra la seducción de ambos empieza a aflorar. Nina igual no deja de observarlo porque su celular suena insistentemente y llega a leer que es de una tal Julieta, pero él le despierta cierta curiosidad, además va resultando ser un seductor irresistible, nació para la conquista y se vislumbra que es un galán nato.

Él como hombre y cazador de corazones desilusionados no quiere perder la oportunidad de lograr su conquista y finalmente Goodman consigue que Nina acepte tomar un café en su departamento a metros del lugar y le ofrece las garantías que es alguien de bien. Ambos deciden comportarse como dos extraños que es lo que son, disfrutan de esa noche, a la luz de las velas, los sentimientos se asoman rápidamente y saben que en la mañana será la despedida sin mirar atrás.

Una historia de amor en la tercera edad posee una grata banda sonora escoltada con toques de jazz a cargo de Jerónimo Piazza y otros temas románticos, además un número musical de Guillermina Valdéz que no siente lo que canta y no aporta demasiado. Su estructura narrativa tiene puntos en común con “Elsa y Fred” (tuvo su remake estadounidense) y “Sol de otoño”; entre otras; y las locaciones en la bella Provincia de Córdoba.

La cámara se ubica en dos ambientes: un pub y un departamento. Todo transcurre en una larga noche, entre el plano detalle se van marcando situaciones, estos actores tienen mucho oficio una vez más impecables Borges-Brandoni e intentan salvarla, pero el guión y la puesta son pobres. Borges se atreve a mostrar tenuemente otra vez su espalda (“Pubis angelical” y “Viudas”), tanto ella como Brandoni están cuidados por el director. La historia es previsible, muy sencilla y su ritmo pausado. Podría funcionar muy bien en el teatro y sería grato ver esta pareja nuevamente.