Todos tenemos un plan

Crítica de Jonathan Santucho - Loco x el Cine

Sapo de otro pozo.

Calificación - 2.5/5

La apuesta era fuerte: una coproducción entre Argentina, España y Alemania, realizada por una directora debutante, intentando una mezcla entre drama psicológico, thriller policial y pieza de cine negro, y con un gran elenco liderado por la estrella internacional que es Viggo Mortensen, probando su mano en el doble rol y el acento criollo. El resultado de todo esto es Todos tenemos un plan (2012), un film que, si bien tiene buenas intenciones, cae víctima de sus propias ambiciones.

Agustín (Mortensen) es un hombre retraído y estructurado, que trabaja como pediatra y vive junto a su esposa Claudia (Soledad Villamil) en la parte cómoda de Buenos Aires. Pero lo que parece una vida tranquila se quiebra cuando él entra en una crisis personal, negándose a la idea de adoptar un bebé. Tras recluirse en su soledad, es sorprendido por una visita de su hermano gemelo Pedro (Mortensen, de nuevo), un sujeto sin moral que hace trabajos con una banda de criminales en el Delta del Tigre, regresando debilitado a pedirle un favor a su única familia.

Pero después de una serie de eventos trágicos, Agustín decide tener una nueva vida, y toma la identidad de su hermano. Así, él abandona la tediosa rutina de la ciudad para entrar en el misterioso territorio de las islas, un salvaje hogar de muchos secretos. Es ahí donde se encontrará con varios conocidos de Pedro: por un lado, la joven Rosa (Sofía Gala Castiglione), en quien encontrará algo de compasión; por el otro, Adrián (Daniel Fanego) y Rubén (Javier Godino), los cómplices en el delito de su hermano, quienes lo buscan para volver a hacer tareas sucias. Ahora, Agustín deberá meterse en el fondo del asunto para averiguar la verdad sobre si mismo, sobre Pedro y sobre sus peligrosas compañías.

Como se mencionaba antes, la ópera prima de Ana Piterbarg muestra una gran ambición al buscar el cruce del cine de género con el drama personal. El problema que surge debido a esto es que ella (quien también escribió el guión de la producción) no se puede decidir en el rumbo del film. No puede terminar de ser un drama psicológico, porque oculta elementos de los personajes (en especial, el de Agustín, que no tiene casi ningún tipo de justificación o razonamiento para sus acciones) para generar intriga. Además, le cuesta elegir la forma de abarcar los temas de identidad, dualidad y personalidad, ya que a veces recurre de buena forma a la contemplación lenta y simple basada en gestos y miradas, mientras que en otros momentos prefiere martillar metáforas, como la de la organización de las colmenas de abejas, o la relacionada al trabajo del reconocido escritor argentino Horacio Quiroga.

Esto también causa choques rítmicos con el elemento de thriller del film, ya que se le quita espacio al conflicto para tratar de explorar a Agustín, lo que causa que tanto partes del argumento como personajes aparezcan y desaparezcan del relato. Al final, cuando se empieza a armar una trama relacionada al secuestro y se instalan los elementos para una confrontación climática, no se siente la tensión o el suspenso de este tipo de películas.

Sin embargo, no todo es negativo. Piterbarg hace un muy buen trabajo a la hora de presentar la atmósfera misteriosa del delta, creando un violento aire apto para la naturaleza oculta de los seres que viven ahí. A la hora de las actuaciones, hay varios destacados. Para responder a la gran incógnita de la mayoría de la gente, sí, Mortensen realiza una buena labor al mostrar sus dos caras, llenando de matices a los dilemas de sus roles (y presumiendo una decente tonada argentina, ya que está). Sin embargo, Viggo es opacado por Daniel Fanego (el mejor elemento de la película), quien le da vida al film al interpretar al torcido y carismático criminal con el que llega a enfrentarse Agustín. Otra persona que sorprende es Sofía Gala Castiglione, que sabe manejar tiempos y silencios al hacer de la no tan inocente Rosa. Por desgracia, Soledad Villamil y Javier Godino no comparten su suerte ya que, si bien pueden mostrar el talento que tienen en sus respectivos roles, sus escenas son pocas, breves y no aportan casi nada a la historia.

Al final de cuentas, Todos tenemos un plan sufre debido a querer ser tantas cosas, sin tener una idea fija y particular por parte de Piterbarg. Es indecisa para ser un drama, así como muy lenta e incompleta para ser un thriller. A pesar de una buena atmósfera y destacables actuaciones por parte del elenco (en especial Fanego y Mortensen), este estreno decepciona. Un plan que no llega a realizarse.