Todos tenemos un plan

Crítica de Carolina Taffoni - La Capital

Un policial a medias

Es evidente que los productores de “Todos tenemos un plan” —los mismos de “El secreto de sus ojos”— intentaron repetir la fórmula de thriller psicológico de la ganadora de un Oscar. Y si bien algunos elementos están (un gran elenco, una producción ambiciosa), los resultados son bien distintos. El punto de partida es un secuestro en una isla del Tigre que sale mal. Y los protagonistas son dos hermanos mellizos (el doble papel de Viggo Mortensen): Pedro, un rudo apicultor que está muy enfermo, y Agustín, un médico en crisis. En un punto un hermano usurpa la identidad de otro y a partir de allí quedará involucrado en un caso policial y todas sus consecuencias. La ópera prima de la directora y guionista Ana Piterbarg logra captar muy bien el costado más sórdido de la vida en el Delta, pero la película falla al presentar planteos que no terminan de cerrar, y así deja numerosos cabos sueltos. Además, por querer abarcar mucho, entra de lleno en un conflicto de géneros, en el cual compiten el policial más puro con el thriller psicológico, y al final no gana ninguno. Para rematar, en la mitad del filme, ya se adivina un final de previsible moraleja. Viggo Mortensen no termina de convencer con su castellano de ninguna parte, mientras que Soledad Villamil está desperdiciada en un papel menor. En contraposición, se destacan Daniel Fanego y una ascendente Sofía Gala Castiglione.