Todos tenemos un muerto en el placard o un hijo en el closet

Crítica de Catalina Dlugi - El portal de Catalina

La película de Nicolás Teté indaga lo que propone desde su largo título. Qué pasa con una familia de clase media, muy tradicional, de Villa Mercedes, San Luis, cuando comprueban que su “mundo feliz” no sale según la fantasía perfecta. No solo no terminaron de digerir que uno de sus hijos es gay, guardan su elección sexual en secreto, sino que necesitan proteger con mentiras el destino del mayor, para que nada perturbe su destino. Una familia tan cuidadosa de su apariencia, que aunque bien intencionados y afectuosos resultan siniestros. El film esta contado desde el personaje que encarna Facundo Gambande. El chico gay enamorado que se enfrenta a una ruptura con su pareja y al descubrimiento de una soledad que lo angustia, tanto como todo lo que esconde bajo la alfombra su familia. Pasará en todos los aspectos a ser el catalizador de una realidad asfixiante. Si bien el tono de la película se parece a las facturas facilistas de la telecomedias televisivas de desenlaces cantados, el film está bien realizado con buenos momentos conflictivos y frescura. Mucho tiene que ver el buen desempeño del protagonista, una María Fernanda Callejón que encuentra el tono justo para el amor sincero y el ocultamiento, igual que Diego de Paula. Nunca está de más señalar cuando falta todavía para que nuestra sociedad abra mentalidades y practique realmente la aceptación.