Todo un parto

Crítica de Héctor Hochman - El rincón del cinéfilo

Ya pasada la primera década del siglo XXI, y a punto de festejarse el cumpleaños numero 115 (28 de diciembre) de la creación del cine, no esta demás decir, sobre todo después de ver esta realización, que la originalidad parece estar reclamando el certificado de defunción.

Todavía tengo alguna esperanza para que resurja como el “Ave Fénix” en relación al séptimo arte y desde sus propias entrañas.

No es este el caso desde ningún punto de vista, ni desde el relato, ni desde la construcción, ni desde el diseño de producción, ni desde el guión.

Copia directa (hoy se lo podría llamar homenaje, o más propiamente remake, cuyo termino en idioma español es refrito, que le cabe como añillo al dedo), del film “Mejor solo que mal Acompañado” (1987).

Con algunos pequeños cambios. En esta ocasión Peter (Robert Downey Jr.) un serio, exitoso y acartonado arquitecto, desea llegar a Los Ángeles para asistir al nacimiento de su primogénito (y no a festejar el día de Acción de Gracias)

Ya desde el aeropuerto las cosas empiezan a andar mal. Se cruza en su camino Ethan (Zach Galifianakis), un aspirante a actor que en su momento perdió el tren y el rumbo de su vida, y ahora parece que descubrió su vocación, desalineado, irreverente, rayano en lo borderline en relación al coeficiente de inteligencia.

Ya esta cumplida una premisa clásica de las comedias muy superficialmente, forjar que los contradictorios se unan, el generador de conflicto a partir del contrapunto, esto es tratar de hacer juntar al agua y el aceite.

La segunda premisa, que también la cumple en forma casi inmediata, es que ambos tengan necesidad mutua para lograr sus objetivos personales.

Todo encerrado en una road movie que tiene como condición el recorrido, y la acumulación de realidades que se van generando para terminar convirtiéndose en una comedia de situaciones clásica, muy clásica y así de previsible.

Pero esto no es todo lo que promueve a su desvalorización, pues podría estar bien realizada, constituida con lo verosímil que atrape al espectador, o en su defecto ser muy sutil a la hora de tratar de hacer reír.

No, todo lo contrario, el relato se hace predecible, y la jugada del realizador es tratar de romper con la línea del humor ingenuo, pero se pasa de la raya y termina siendo escatológico y de mal gusto.

Sólo se rescatan alguno que otro sketch y la actuación soberbia de Robert Downey Jr., quien demuestra poseer la versatilidad de los grandes actores de la historia del cine, bien acompañado por Zach Galifianakis como coprotagonista, aunque en su caso repite la actuación de producciones anteriores.