Todo, todo

Crítica de Mariana Zabaleta - Subjetiva

Todo, todo, de Stella Meghie
Por Mariana Zabaleta

Esta historia quiso mostrarse con la mayor sencillez, y con esto acertó en hacerse patética y grata, no obstante la inverosimilitud de su argumento juega una mala pasada.

Madeline sufre una enfermedad que no le permite salir de su casa. La princesa en la fortaleza de cristal resuena sin tapujos, solo la aparición del príncipe pondrá las cosas en crisis. El desarrollo de la relación parece ser lo único interesante de esta propuesta. Los inicios de una relación amorosa en los tiempos del chat, sin voces, solo mensajes de texto que construyen la red amorosa donde estos tiernos adolescentes se ven inmersos. Aun así sin voluntad suficiente como para escapar, la historia se estanca en un melodrama plano e inverosímil.

La búsqueda del efecto patémico falla al depender de varias condiciones. A favor tiene una situación de comunicación al cual estamos acostumbrados y bien predispuestos (el cine es nuestro placer), por otro lado una estrategia enunciativa asertiva que nos entrega información sobre la enfermedad de Madeline paulatinamente (lo cual agrega algo de enigma al registro melodramático). Pero lo que se frustra plenamente es el universo de saber compartido, donde debemos aceptar que es posible el aislamiento total de una persona dentro de un barrio residencial estadounidense, sin siquiera sospechar en ninguna monstruosidad.

Si falla la persuasión, falla el argumento. Por más que Amandla Stenberg (Madeline) se esfuerce, notoriamente, por trasmitir un personaje completo, la emotividad y empatía pretendida quedan opacadas bajo el sinsentido de un logos mal construido. Todo, todo parece argumentar por la inocencia y la belleza del vivir, el riesgo de ver la muerte como la contracara de la vida. Pero su evidente artificialidad tiñe estas premisas de una monstruosidad tanto cínica como macabra.

TODO, TODO
Everything, Everything. 2017.
Dirección: Stella Meghie. Intérpretes: Amandla Stenberg, Nick Robinson. Guion: J. Mills Goodloe, Nicola Yoon. Duración: 96 minutos.