Todo lo que veo es mío

Crítica de Matías Carballa Cante - Cinescondite

En una habitación muy pequeña de un barco, un hombre joven de aspecto vívido quita de la pared un mapa enmarcado. Lo siguiente que hace es extraer dicho mapa de su marco y apoyarlo sobre un escritorio, contempla pensativo el papel hasta que lo firma con tinta en una esquina inferior, lo vuelve a enmarcar y lo lleva de nuevo a la pared. La firma reza “Marcel Duchamp”, y ese atrevido gesto fue el que catapultó el inicio del arte conceptual porque ¿cómo no haber escuchado acerca del urinario que el francés firmó como R. Mutt? ¿Los famosos ready – made? Esta es la historia sobre Marcel Duchamp y su estadía en Buenos Aires, dirigida por Mariano Galperín y Román Podolsky, en un film tan peculiar como el propio artista.