Todo en todas partes al mismo tiempo

Crítica de Javier Franco - Cinéfilo Serial

Luego de un extenso recorrido internacional, llega a la Argentina la tan esperada «Everything Everywhere All at Once» («Todo a la vez en todas partes» en Hispanoamérica). La cinta es uno de los estrenos más comentados del 2022 porque se desarrolla sobre el concepto de multiverso de una forma nunca antes vista. Dan Kwan y Daniel Scheinert, popularmente conocidos como «The Daniels», se unen por segunda vez con el aclamado estudio A24 para generar un largometraje sumamente original y creativo. La sinopsis nos adelanta que cuando una ruptura interdimensional altera la realidad, una inmigrante china en Estados Unidos se ve envuelta en una aventura salvaje en la que solo ella puede salvar el mundo.

Si bien el resumen puede sonar genérico y sin sustancia, la experiencia será totalmente diferente a lo que se espera. Los Daniels anteriormente trabajaron en «Swiss Army Man» (2016), otra cinta rebosante de excentricidades, protagonizada por Paul Dano y Daniel Radcliffe. Si bien los críticos más puristas no avalan el cine poco convencional, gran parte del público disfruta de esos arrebatos de libertinaje que productoras, como A24, les permiten a los directores. Dicho sea de paso, la película cuenta con la producción de los hermanos Anthony y Joseph Russo, responsables de «Avengers: Infinity War» (2018) y «Endgame» (2019).

A la hora de pensar en un género que encasille la cinta se nos hace imposible encontrar una respuesta. El film es un auténtico caos de ritmo intimidante que se pasea por todos los géneros que puede: acción, comedia, drama familiar, ciencia ficción, fantasía, suspenso, absurdo, aventuras y un largo etcétera de subcategorías. Al fin y al cabo, ¿Qué se puede catalogar hoy en día? Las fronteras de los géneros, tal cual los conocíamos, están cada vez más borrosas. Como diría el Chino Darín: definirla es limitarla.

El caos en la película se expresa a través de un compendio de imágenes, aparentemente inconexas, que al final cobran sentido y se vuelve coherente. La misma definición aplica al término yuxtaposición, un concepto muy utilizado en el ámbito del montaje cinematográfico. Hay muchos videos disponibles en YouTube donde el legendario cineasta Alfred Hitchcock explica por qué el montaje es, básicamente, el arte de la yuxtaposición de imágenes. En línea con ese pensamiento, los Daniels hacen un uso magistral de sus recursos en la línea de tiempo. Cada secuencia está pensada al detalle porque, de flaquear en su estructura, toda aquella propuesta de generar un aparente descontrol narrativo que luego concluye en un clímax consecuente, habría fallado. En cuanto al ritmo, no da descanso. Las escenas están compuestas por múltiples tomas (a veces de microsegundos), muchas coreografías milimétricas (inspiradas en viejas cintas de artes marciales) y una edición vertiginosa que nos mantiene inmersos en el frenesí de su historia.

Lo bueno no termina en el montaje y la edición. La fotografía, el etalonaje y los movimientos y puestas de cámara son exquisitos. La propuesta estética es muy colorida y variada, las posibilidades del multiverso se ven reflejadas en los vestuarios, peinados y escenarios en los que transcurre el relato. Hay un popurrí visual que, de no interesarte la trama principal, te mantendrán los suficientemente estimulado como para seguir mirando el filme. Por otro lado, el soundtrack compuesto por la banda experimental «Son Lux» se ajusta a la perfección con la idea principal del film. En una entrevista del grupo con el sitio Rolling Stone, afirman que trabajaron en el proyecto desde 2019 y lo definen como un soundtrack maximalista.

Todo ese cóctel de situaciones divertidas no llegaría a ningún lugar sin el carisma de su elenco. Para esta singular aventura multiversal, seleccionaron a actores que, sin ser mega estrellas de la industria, tienen su lugar en el inconsciente colectivo cinematográfico. La protagonista es Michelle Yeoh, actriz popularmente conocida por su participación en películas con temática de artes marciales. Sus obras más recordadas son «Tigre y dragón» (2000), «Memoirs of a Geisha» (2005) y «Tomorrow Never Dies» (1997), octava película de la saga 007. Recientemente, la pudimos ver en «Shang-Chi and the legend of the ten rings» (2021). La acompaña Jonathan Ke Quan, un actor que volvió de un retiro de más de 20 años para esta producción. Muchos recordaran el carisma innato del pequeño actor que participó de «Indiana Jones and the Temple of Doom» (1984) y «The Goonies» (1985). Den por sentado que dicho carisma se conservó intacto a pesar de la inactividad. La última gran joyita que incorpora el filme es la gran Jamie Lee Curtis, quien no necesita presentación. Le aporta su toque distinguido, pero no desentona a la hora de sumarse a las locuras que enhebraron los directores.

No podemos olvidar a Stephanie Ann Hsu, la joven actriz estadounidense que funciona como pilar fundamental de la trama. Con una carrera más centrada en las series que en el cine da que hablar su sólida performance en el metraje. Denota un profesionalismo inmenso y gran facilidad para encarar los distintos géneros que le demanda la obra.

Todo el banquete de secuencias divertidas de acción, gags cómicos efectivos, momentos tan cursis como emocionantes, referencias a la cultura popular cinematográfica, simbolismos y reflexiones, se encuentran envueltos en un velo profundamente romántico y humano que nos invita a disfrutar de cada segundo vivido. Aquella lluvia de imágenes adictivas y los diálogos introspectivos son un mero anzuelo para introducirnos en una forma de ver el mundo y encarar nuestra realidad. Ese objetivo, un tanto ambicioso, increíblemente llega a buen puerto y logra convertirse en una obra única en su estilo. Sin dudas, «Everything Everywhere All at Once» es una de las propuestas más interesantes, liberales y creativas de los últimos años.