Todo en todas partes al mismo tiempo

Crítica de Fausto Nicolás Balbi - CineramaPlus+

Esta semana llegó a los cines Todo en todas partes al mismo tiempo, la segunda película de los Daniels (Daniel Kwan & Daniel Scheinert), quienes ganaron en Sitges y Sundance por su ópera prima Swiss Army Man.

Producida por A24 (Good Time, El sacrificio de un ciervo sagrado, La tragedia de Macbeth, Midsommar y la serie Euphoria, entre muchos otros prestigiosos créditos), la película cuenta la historia de Evelyn Wang (Michelle Yeoh) y su familia.

Al comienzo el relato ofrece una situación cotidiana. Evelyn es una mujer de mediana edad que no se siente realizada. Es propietaria, junto a su marido Waymond, de una lavandería. Tienen una hija, Joy, que es lesbiana. Y su propia frustración complica su relación con sus seres más cercanos. Además de una dificultad mayúscula con hacienda. Esta situación financiera se corporiza al visitar a Deirdre Beaubeirdra, una despiadada auditora de impuestos brillantemente interpretada por Jamie Lee Curtis.

Lo que parte como un retrato costumbrista rápidamente migra hacia el fantástico cuando aparece la idea del multiverso. Mundos paralelos que se van multiplicando ante cada disyuntiva, cada decisión, y que le brindan a quien pueda controlarlos el conocimiento ganado por el individuo en cada una de esas otras vidas.

Lo cierto es que la idea de los multiversos, en este filme, les permite a los realizadores la posibilidad de explorar distintas ideas, algunas de ellas muy entretenidas, lúdicas e imaginativas. Pero, como en casi toda ficción que incluye múltiples capas narrativas que se superponen, por momentos el relato se torna bastante farragoso, difícil de seguir.

No obstante, gracias a las actuaciones y a que los los Daniels no se toman demasiado en serio, el resultado final es bastante satisfactorio.