Todo en todas partes al mismo tiempo

Crítica de Csaba Herke - Leedor.com

Todo en todas partes al mismo tiempo

La idea de universos múltiples, tal como creemos conocerlo ahora, tiene fecha de nacimiento, fecha quizás mítica (S.J.Gould cuenta lo mismo sobre su teoría de la evolución a saltos).

Una noche de reunión estudiantil en Princeton, Charles Misner, Hugh Everett, y Aage Petersen después de uno o dos copas de jerez se pusieron a discutir sobre implicaciones ridículas de la mecánica cuántica, cuando Everett tuvo la idea básica de la teoría de muchos mundos.

El Modelo de Multiverso, como lo fue en su momento el de la relatividad y su posible viaje en el tiempo se puso de moda. Lo que no se suele decir, es que estas ideas funcionan casi siempre como significantes vacíos, el espectador llena el hueco de su significado, lo que es y lo que podría ser.

En cuanto a la repetición de los posibles efectos de una teoría, de-conociendo (neologismo) la teoría misma sus alcances y límites se le conoce con el nombre de Doxa; esta palabra la acuñó Parménides, para diferenciarla de un saber con conocimiento de causa. La doxa era para Parménides y lo sigue siendo hoy, un tipo de conocimiento que se entiende como cristalizado, fijado, un saber al que otros denominan mitomanía, que tiene en su origen un conocimiento que por irreductible, al tomar estado público (se pone de moda) termina convertida en una suerte de parodia de sí mismo; o lo que se también se podría decir: un saber “fosilizado” al tiempo que naturalizado, un conocimiento que se degrada en la propia superabundancia que produce. Aunque caduco se lo sigue repitiendo una y otra vez; y sólo queda de él una suerte de cáscara o envoltório. Un saber de manual, podría haber dicho Foucault.

De la misma manera que Sagan puso de moda varias ideas sobre el cosmos, el tiempo y sus adyacencias, como se puede ver en Casada con la mafia (Married to the mob, Jonathan Demme, 1988, EEUU) y gracias a lo cual se fijó en la mente de todos la teoría el Big Bang como verdadera, con todas sus variantes, estacionaria e inflacionaria o los de ciclos de expansión y contracción eternos (Roger Penrose) donde también se pudo colar en el imaginario popular new age, una suerte de budismo a la carte.

Como toda teoría hegemónica, el Big Bang popularizado y reducido al entendimiento de cada quién, invisibiliza al público una gran cantidad de problemas que conlleva, y/o también de detractores y críticos o posibles alternativas. La primera vez que leí un cuestionamiento a la teoría del Big Bang fue en un libro de Prigogine haciendo patente que muchas veces un comentario marginal o que parece nimio, puede ser un universo rico y fértil, al tiempo que generar tanta inquietud y dudas como un cuestionamiento que se cree fundamental.

El multiverso ha llegado para quedarse y seguramente en unos pocos años habrá noticias que lo confirmen, aunque jamás podamos acceder a ninguno de ellas, y sin importar que sea absolutamente imposible verificarlo, que quede para siempre en el plano de las hipótesis, aunque sea por el momento o en la realidad en que vivimos.

Ya he comentado en otra ocasión sobre la serie Fringe (por J. J. Abrams, Alex Kurtzman y Roberto Orci, 5 temporadas, Broadcasting Fox 2008–2013, EEUU), serie que se sostiene principalmente sobre la posibilidad de que ciertas especulaciones científicas, en sus consecuencias radicales, puedan dejar de ser especulaciones, para ser hechos de la realidad, creando un clima conspirativo y paranoide, en la misma se planteaba también la idea de un universo paralelo.

Es muy común confundir una teoría plausible y sus consecuencias con hechos posibles en la realidad, de eso se encarga la “conspiranoia”, previniendo estos excesos teóricos, la termodinámica se yergue como guardián de lo imposible. En ciencias hay una frase que dice, no “no sabemos lo que es posible, pero sí lo que es imposible. Que la relatividad describa parte de la realidad, no significa que las deducciones teóricas de las que de ella se coligen, sean también reales, como por ejemplo viajar en el tiempo; cosa que hoy en día parece más que una hipótesis divertida un acontecimiento de la realidad.

El mar de fondo que rodea esta reflexión es una pregunta de dimensión histórica y entrelaza teología, filosofía y ciencia, y es: ¿qué relación hay entre lo que puede ser pensado y la realidad?

Si en los cursos iniciales de epistemología y /o semiología, este problema está simplificado hasta el absurdo, usando quizás el ejemplo más famoso, el cual es el affaire que tuvo lugar durante el fin del S XIX en Inglaterra y que involucró al escapista Houdini, a la reina Victoria y al escritor Conan Doyle todo en torno a si una foto de hadas -que hoy se sabe que falsa- era verdadera o no.

La supuesta enseñanza es que aunque las hadas no existan, pueden ser imaginadas. Esto que un adolescente da por obvio, no es tan obvio en el ámbito de la ciencia especulativa, y mucho menos en el tan necesario “merchandising científico”, (un caso notorio es del carismático astrónomo, Neil deGrasse Tyson; también y “por tiro por elevación” lo fue Jurassic Park, film donde incluso, se parodia a arqueólogos vivos y ya fallecidos. En otra escala; es caso del Dr Max Tegmark; con sus clases cantadas como si fuese una misa evangélica (se pueden ver capturas de sus clases en el MIT, cantando con los alumnos como método de aprendizaje)

Volviendo a las hadas y las fotos, también es cierto que en el siglo XIX, en plena infancia de la construcción de un mundo positivista, discutir sobre la realidad de una foto era el centro de la prensa. Hoy en un mundo donde la astrofísica discute teorías que quizás jamás podamos alcanzar, el problema se vuelve casi un problema de fe.

Andrei Linde dice “La realidad existe independientemente de nosotros (…) Si existen, esos universos están separados del nuestro y, además, son inalcanzables e indetectables por cualquier medición directa (al menos hasta ahora). Y eso hace que algunos expertos se pregunten, si la búsqueda de un multiverso puede ser alguna vez verdaderamente científica”.

Esto, en parte, es funcional a la noción de post verdad, provocando finalmente en que a nadie le interese si alguien cree o no en hadas, y, seguramente el lector se preguntará asombrado¿quién es aquella persona? y yo le debiera contestar que muchos, incluso muchos aún no saben el alcance de su credulidad.

Si algo que es pensable, existe o no, se remonta a Platón, incluso él tiene el mérito de haber “conquistado” la noción de suprasensible, lo cual en definitiva permite pensar en un objeto teórico, que no necesariamente tiene existencia fáctica, o suponer que la tiene pero que no es alcanzable.

Cuando Max Tegmark sostiene su teoría que implica un multi universo con niveles de uno a cuatro y le adjudica al IV nivel una estructura de tipo matemática diciendo: “Existe la posibilidad de que el mundo físico sea en sí una estructura matemática”. No hace más que una puesta a época de la teoría platónica, la cual propone que las entidades matemáticas existen en otro plano de la realidad.

El problema, como podemos ver, no es nuevo, la física del Big Bang, las supercuerdas y el multi universo se parecen un poco al propio programa que la escolástica tuvo en la llamada edad media europea; la cual desde cierto punto de vista, consistió en el intento de entender de un modo racional, si no a Dios, por lo menos los mecanismos de la Fé. Debido a semejante cuestión, se debieron hacer un sin número de suposiciones, lo que en el ámbito de la primer época de la relatividad se llamaron problemas mentales.

A lo que San Anselmo (Padre de la escolástica) que es demostrar la existencia de Dios, una demostración que a partir de Kant se va a llamar Argumento ontológico y es pensar que por su sola magnitud, sólo pensar en Dios, confirma su existencia, es por esta misma cuestión que se acuñó el término denostativo “discusión escolástica”; este argumento me atrevo a decir que es a Dios, lo que el multi universo es a la ciencia

Tanto Terminator (Terminator, James Cameron, EEUU, 1984) o Volver al Futuro (back to the future, Robert Zemeckis, EEUU,1985) o el enlatado: El túnel del tiempo ( The time Tunnel, una temporada, treinta episodios, Irwin allen, 20Th Century Fox, 66–67, EEUU) sin embargo es Doctor Who quien se lleva las palmas (Doctor Who, Verity Ann Lambert; Sydney Newman; C.E. Webber; Donald Wilson, 1963- actual, UK) cuyo protagonista es una suerte de “señor del tiempo”, que usa (oh casualidad)una cabina de policía “brit”. Explora y arregla el tiempo pasado presente y futuro; por su música electrónica y efectos de bajo costo es icónica de la cultura pop, incluso es el serial con más tiempo en el aire (60 años), también en literatura, quizás la más famosa incursión en este tipo de viale es Un yanqui en la corte del rey arturo (Mark Twain,1889, EEUU), una sátira sobre la naturalización de los usos y costumbres modernos y la lista puede proseguir.

Lo que todas estas historias comparten es la noción de espacio y tiempo, y que el futuro y el presente tienen en una relación punto a punto lineal, dicho de otro modo coexisten y se pueden corregir continua y permanentemente, lo cual deja implícito, problemas de carácter ético. El presente a costa de ser arreglado en el pasado es el más perfecto posible (visión epicéntrica de la realidad).

El viaje en el tiempo siempre resulta en estas historias un Deus ex machina, no un tema en sí mismo, es un agente externo brindado por la especulación científica para hacer o explicar el mundo, finalmente un mundo perfecto. Pero, de la misma manera que en la antigüedad se tuvo que instalar la idea de libre albedrío para explicar los males del mundo, la continua permanencia de la miseria humana, es negada por la utópica posibilidad de ser corregida, su máxima expresión se encuentra en el film Hechizo de tiempo (Groundhog day, Harold Ramis, 1993, EEUU).

El universo progresivo se vuelve horizontal

La primer respuesta al posible loop del tiempo de manera concisa, provino como dije de Everett, al sostener que si la relatividad permite viajes en el tiempo para evitar la singularidad, necesariamente debe haber una infinitud de meta universos que hacía imposible volver al punto de partida, lo cual, si bien era una explicación lógica, era y sigue siendo imposible encararla desde un punto de vista científico.

Uno de los fundamentos más conocidos es el principio de no contradicción y el otro es que si se pudiese viajar en el tiempo, estaríamos en un universo que se estaría reescribiendo continuamente, del tipo del pronosticado por Heráclito, y de un modo más elemental, la pregunta razonable: ¿por qué no conocemos a nadie del futuro?.

Por eso aunque la introducción de la idea de multiverso en la narrativa cinematográfica, permite superar los impedimentos y problemas que ya aburren de los viajes en el tiempo se vuelve a fogonear la idea de que finalmente existe “algo” que posibilita arreglar “el desastre” en que nos vemos envueltos en la actualidad, un elemento de carácter metafísico aunque con ropaje científico.

La teoría del multiverso no es una, sino muchas, y lo que finalmente hace es crear una justificación para disfrazar una historia convencional incluso un tanto simplista y reaccionaria, con un ropaje a la moda. Permite pensar las cosas más descabelladas, total el multiverso lo posibilita. Los sucesos se dan en un mismo tiempo pero en universos diferentes, desde bifurcaciones hasta los más extraños estados físicos. Lo que ya Lovecraft había descrito en sus cuentos con el agregado de la existencia de sus famosos vórtices espacio temporales.

La ciencia suele ser homogénea en su paradigma central, los campos de conocimientos, en definitiva no son independientes, ni de la época ni entre ellos, el multiverso, si bien fue una respuesta a un problema lógico, durante años no tuvo ningún tipo de predicamento y hoy, en un mundo de incertidumbre, la teoría de los multiversos es funcional y se retroalimenta en espíritu de la época.

El modo de producción científico — técnico se refleja en cine, a su vez que el cine instala ideas que aunque dificultosamente posibles, aparecen como reales. Muchas veces incluso, son funcionales al desarrollo o creación de un campo de saber tanto como instala mascotas, indumentaria y conductas como por ejemplo “la teoría del estado estacionario (Bondi y Gold) se inspiró en la intriga circular de la película Dead of Night​ que habían visto juntos”[1]

El todo vale, la exacerbación de la sensibilidad individual y la posibilidad de todo tipo de creencias irracionales, no sólo es ideologia aunque éste lo niegue, sino también un fracaso del discurso del Logos y si hay algo que se respira en el aire es una suerte de mezcla en el que todo vale como solución utópica a la alienación; todo se convierte en una misma cosa, al que películas como Todo en todas partes y al mismo tiempo son funcionales: a una hiper expansión de los recursos para finalmente dejar poco o nada. De vuelta, henos aquí frente un problema escolástico.

En Todo en todas partes al mismo tiempo, dirigida por DANIELS (Daniel Kwan, Daniel Scheinert) la teoría de los universos múltiples (aquí hay que hacer una digresión: no es lo mismo decir teoría de la evolución y teoría de los universos múltiples, la palabra teoría indica dos cosas diferentes) de vuelta es un Deus ex machina, un recurso, que parece querer revitalizar viejas historias; un Deus ex machina que en este caso funciona para sacarnos de la ya insostenible alienación al que nos conduce el sistema. La simultaneidad de eventos, permite creer que si en este mundo soy un perdedor, quizás habrá otro mundo en que puedo ser un villano o un héroe o tener otra forma.

El tema del multiverso en la pantalla no es cosa novedosa, ya Sliders (Sliders, Tracy Tormé, Robert K. Weiss, 5 temporadas, 1995–1999, Fox, EEUU) usaba el concepto pero las producciones animadas como Rick & Morty (Justin Roiland, Dan Harmon, 5 temporadas, 2013–2020, Warner, EEUU) o Final Space (Olan Rogers, 3 temporadas, 2010–2021, TBS-Adult Swim, EEUU) dos enlatados notables, tienen el mérito de haber convertido el multi universo y sus posibles consecuencia teóricas en el centro temático. Posibilitado obviamente por la animación. Sin embargo, si uno piensa que ya existía intrínseco en los cuentos de de hadas irlandesas y populares en general, lo que hizo la ciencia es darles una justificación lógica a la pregunta que parecía resuelta ¿por qué no podría haber un mundo paralelo donde existen las hadas ?

Las palabras de un Daniel Kwan sobre su film permiten vislumbrar un poco el problema ya dicho

D.K.: “Da la sensación de que te estás ahogando en un mar de ideas y no puedes escapar. Y sientes que quieres enfadarte con el mundo, pero te das cuenta de que es culpa tuya. Eres tú el que lo convierte en una pesadilla. En términos generales, nuestro objetivo era hacer una película de multiversos que fuese hasta el infinito, que rompiese completamente toda lógica y que rompiese la narrativa para conseguir cualquier cosa. Y saber que ese era uno de nuestros objetivos hizo el proceso aterrador, porque teníamos que averiguar cómo conectar con la película, cómo hacer que la gente sintiese ese miedo existencial de alguien que está experimentando algo demasiado grande como para poder comprenderlo. Ese fue el punto de partida, y el viaje hasta llegar ahí fue un grano en el culo”.

El andamiaje que crea el multi universo en el film que nos convoca es como el ropaje del rey: engaña con la impresionante cantidad de giros, todos distintos multiversos, en todos los cuales pasan cosas parecidas pero distintas, incluso uno en que sólo hay rocas parlantes; el tema es finalmente un melodrama familiar sobre inmigrantes, una bañacauda de tips sobre la tolerancia, el amor familiar, el otro, el distinto; todo es posible si se pagan los impuestos.

En EEUU todo es posible, si pagan correctamente los impuestos, un film políticamente correcto para los tiempos que corren, mucha mezcla, mucho gag, mucho de todo, pero como un filósofo señalaba, cuando algo quiere asemejarse al todo, hay que tener la firme sospecha que quizás allí no haya nada.

[1] Smoot, George. Wrinkles in Time. Harper Perennial: 1993. Página 68.