Todo el dinero del mundo

Crítica de Paula Caffaro - CineramaPlus+

INCOMPRABLE

Inspirada en hechos reales y a través de la mirada del gran Ridley Scott, Todo el dinero del mundo es uno de esos filmes que coquetean con las ventajas y desventajas de ser o estar relacionado con el hombre más rico del mundo, en este caso el magnate norteamericano Jean Paul Getty (Christopher Plummer).

La película explora, una vez más, el lado más oscuro de la riqueza, la avaricia. Sin embargo, logra presentar el tema de una forma diferente. A raíz del secuestro del nieto predilecto del “viejo millonario”, Jhon Paul Getty lll (Charlie Plummer), se activa el mecanismo de negociación más grande de la historia: los secuestradores piden 17 millones, pero Getty no está dispuesto a mover un solo centavo de su fortuna en pos de liberar al muchacho. El problema es sencillo aún, teniendo todo el dinero del mundo, no será para nada fácil el regreso de Paul a su hogar junto a su madre y hermanas.

Además de ser un filme de acción ambientado en los años setenta, la película navega por cuestiones sensibles como la soledad y el desamor. Es muy sintético Getty cuando explica cómo amasó su fortuna: con un bolsillo tacaño, un poder de negociación extraordinaria y una adicción por la compra de objetos invaluables como obras maestras del arte y propiedades. Según él sólo los objetos serán los que siempre permanecerán idénticos a su estado al momento de haberlos adquirido y por ello jamás podrán decepcionarlo, no así su propia familia.

A grandes rasgos el filme está bien narrado, pero se demora por demás cuando desarrolla las idas y vueltas del mecanismo de negociación. El ritmo decae considerablemente una vez que las cartas están sobre la mesa y los participantes sólo tienen que hacer sus jugadas. Los aspectos técnicos son correctos, pero lo que se destaca es la ambientación y la actuación de Michelle Williams en el rol de Abigail Harris, la madre del joven Paul Getty lll. Será el rol de la mujer el que a través del desarrollo de la trama vaya en crecimiento hasta lograr un final inesperado y con más de un matiz irónico.

Todo el dinero del mundo es una pequeña muestra del comportamiento al interior de la mente de un millonario quien en una profunda soledad y rodeado de potenciales traidores sólo piensa en cómo obtener más dinero teniendo en cuenta que para él esta palabra ya perdió todo significado, pues no hay nada que pueda hacer para evitar su destino, aun siendo el hombre más rico del mundo.

Por Paula Caffaro
@paula_caffaro