Tini - El gran cambio de Violetta

Crítica de Martín Pérez - DiarioShow

Buscando el rumbo propio

En el film Tini: el Gran Cambio de Violetta Martina Stoessel, agobiada por su presente personal y laboral, acepta que su padre la mande a una isla en Italia, en la que una amiga tiene una residencia para artistas, para que, en soledad, logre verse cómo es, sin el reflejo de las cámaras.

A los chicos hay que dejarlos soñar. Hacerles sentir que la vida es todo lo que desean si ellos se lo proponen.

Siendo un poco filosóficos, podríamos decir que es verdad. Pero el mundo de
Disney ofrece esta fantasía piadosa, incluso en sus productos latinos, como el
que produjo con Martina Stoessel. Y se debe a esa facilitación de la infancia, a
pesar de los cambios de sus artistas. Por eso, cuando un día Tini quiso dejar atrás a Violetta, la cuestión fue cómo se lo contarían a su público, mayoritariamente infantil.

Violetta vuelve de su gira mundial y debe encerrarse a grabar un disco, no sin antes ver cómo la prensa habla de la nueva relación de su novio León con otra chica. Agobiada por todo, acepta que su padre, sin darle muchas explicaciones, por creer que las tiene que encontrar por sí misma, la mande a una isla en Italia, en la que una amiga tiene una residencia para artistas, para que Tini, en soledad, logre verse cómo es, sin el reflejo de las cámaras ni la repercusión de su vida puesta en escena.

Pero nunca perdemos de vista que ella es la estrella, incluso en los momentos de desilusión, de los que luego sale adelante. Con un elenco que incluye, normativamente, al grupo de amigos que la ayudan a brillar, un padre adorable (Diego Ramos) y el empeño de la dueña de la residencia (Ángela Molina), el filme invitará a seguir soñando, prosiguiendo con un relato idealizado, pero consecuente con la dinámica Disney.

Disfrutable tanto para niños como adolescentes y adultos, la película, dirigida por Juan Pablo Buscarini, apenas sobrepasa la hora y media de duración, por lo que la acción es constante y la magia no se apaga nunca, aunque a veces es exagerada (la idea del galán como príncipe que llega en un caballo blanco es romántica, pero arcaica).

Sin dudas es destacable la actuación de Martina, que así como tiene tanta llegada con los más pequeños, seguramente en el futuro seguirá una carrera profesional que atraiga a todo tipo de audiencia.