Tierra de zombies

Crítica de Daniel Celina - ZonaFreak

Apocalymbo

El mapa de films que se mofan del género zombie es mas bien extenso: Desde la sólida Shaun of the Dead hasta la simpática Doghouse, pasando por la delirante Stacy: Attack of the Schoolgirl Zombies y la gloriosa The Return of the Living Dead, algo ha destacado a estos films respecto a las propuestas serias y políticamente cargadas de George A. Romero ó de –no tan políticamente cargadas ni tan serias- Dany Boyle. Sus concepciones presentan novedades que refrescan al género y no se quedan en la burla básica y tensan la cuerda ofreciendo algún que otro elemento interesante.

Zombieland pertenece a éste mapa que nos concierne y sin embargo ocupa un sitial particular en el mismo, pues aquí el zombie no es objeto de burla ó de originalidad. Es un zombie prototípico de fines del siglo XX: Hambriento, cabrón y veloz. Son los vivos los que reciben las pinceladas interesantes, a través de la pluma bipartita de Rhett Reese (aportó lo suyo en el guión de Monsters Inc.) y Paul Wernick.

Un mozalbete simpático y benigno (que tiene la particularidad de emitir más del 80% de sus líneas de diálogo en off para saciar su parloteo superador personal y para divertirnos a nosotros, sus ávidos espectadores) nos introduce en Zombieland, una América arrasada por zombies en la cual la disciplina es la única bandera que nos puede mantener con vida. Disciplina manifiesta a través de simpáticas reglas (en una secuencia inicial muy chula) que, de no cumplirse, ameritan muerte segura.

Nuestro héroe deambulará por allí cumpliendo las reglas (e incorporando algunas nuevas) hasta cruzarse con un hipertrofiado BillyBoy (Woody Harrelson), que no sabe nada de reglas pero que, oh casualidad, también ha logrado mantenerse con vida. La química fluye entre ambos (a fuerza de piñas y malos entendidos) y Zombieland nos regala otra pareja dispareja para el olimpo cinematográfico freak, a la altura de Tommy Lee Jones y Will Smith en Men in Black, pero con menos lustre y sofisticación.

El muchachito quiere cerciorarse de que su familia (hasta ese momento, inexistente en su cerebro) esté con vida, y a BillyBoy no le importa a dónde dirigirse siempre y cuando al llegar allí haya golosinas, entonces emprenden camino hacia la Nada, pues ya sabemos que las chances de encontrar parientes vivos en una epidemia de zombies es harto escasa. En el camino acoplarán a dos Femme Fatales con sus propios planes e intenciones, y el destino final los encontrará a todos en un parque de diversiones atestado de zombies.

Adelantar las cuestiones ó acciones que hacen que nuestra pareja dispareja acople a dos damas en su derrotero, y por qué todo concluye en un gran parque de diversiones, sería arruinar más de la mitad de las gracias que despertará Zombieland sobre quien decida dirigirse a su sala de cine favorita en busca de un film de zombies jodón. Sólo podemos adelantar que BillyBoy en realidad no es tan abstruso como parece, y que -obviamente- las intenciones del muchachito no son otras que pinchar con Wichita (una de las femmes), por más que dichas intenciones queden cubiertas por su galantería de joven cool lastimoso.

Promediando el film nos llega un cachetazo de frescura (quizá innecesario, pues el film se sostiene de modo genial y avanza sin mayores inconvenientes) a través de la participación especial de un actor lo suficientemente idolatrado como para justificar la reacción de Woody Harrelson ante su presencia.

A nivel “novedad zombie”, el film aporta poco y nada. Excepto una secuencia de créditos espectacular colmada de planos en cámara super-lenta. No exageramos al decir que nunca vimos a un zombie vomitar tan lento y tan lindo. La carencia de aportes originales a la composición morfológica o psicológica del zombie nominal no debería ser un inconveniente si dejamos la ortodoxia de lado y disfrutamos la composición morfológica de los personajes (sobre todo de Emma Stone, algo así como una Goldie Hawn joven, tamaño pocket y morocha) y la psicología de los mismos (sobre todo del muchachito y la muchachita). Woody Harrelson, ya lo sabemos, es completamente inimputable y lo amamos. Además aquí hace todo (muy) bien.

Busquen una sala con aire acondicionado y transcurran un momento grato con Zombieland.

Bonus Track

- Los personajes de Zombieland no tienen nombre ni apellido. Sus apodos corresponden a los sitios de los cuales provienen. Si Zombieland transcurriese en Argentina, los personajes podrían llamarse Paternal, Calamuchita, Carapachay y Floresta sin ningún problema. =)

- Woody Harrelson homenajea, a su modo, al excelente film Deliverance de John Boorman.

- El freak Jack White tiene un breve cameo de diez segundos (se lo come un zombie).

- La banda sonora del film es, además de ecléctica, efectiva y bonita. Incluye Metric y ¡Hank Williams!