Tierra de María

Crítica de Fernando Sandro - El Espectador Avezado

Ya lo adelantábamos hace unas semanas atrás frente al estreno de "Dios no está muerto", hay una oleada de películas cristianas que cada vez más seguido aparecen en cartelera. Ya hasta podríamos hablar de una moda.
Películas con una fuerte bajada de línea a favor de creencias, producidas por grupos religiosos, y que según las gacetillas que nos envían – y por qué no creerles – se convierten todas en sucesos de taquilla.
"Tierra de María" se inscribe en esta tradición respetando todos los tópicos; y quizás así, como una película que sabe a qué público va dirigida es que deba ser vista.
Pero la tarea acá no es discernir cuestiones teológicas, "Tierra de María" debe verse como una película más de las que se estrenan semana tras semana, y ahí la cuestión cambia.
Suerte de documental con ficcionalización, el director Juan Manuel Cotelo se pone en la piel de un “abogado del diablo” un inquisidor sobre el futuro espiritual de la humanidad, o algo similar, que tiene como tarea averiguar si las apariciones de la virgen María, especialmente la Virgen de Medjugorje (Bosnia Herzegovina) son reales.
Para eso, entrevista a varios que dicen haber presenciado las apariciones, y otras personalidades que hablan de cuestiones sociales religiosas, sobre todo, planteando el futuro de la religión católica en cara a volver a captar fieles.
A los testimonios les suma ficcionalizaciones religiosas, muchas de ellas en clave comedia disparatada pero amable. Todo en plan de convencimiento a escépticos.
Uno de los problemas del film radica ahí, en que claramente dedica sus dardos a los escépticos, plantea un debate religioso, pero no deja lugar a la segunda opinión, y claramente el público al que va dirigido el asunto no es alguien escéptico, así que incluso podría sentirse molesto por cierta subestimación.
Todo está remarcado, sobreactuado, y sobreexplicado para que no queden dudas.
Analizada como película, "Tierra…" cae en todo tipo de baches, interpretaciones endebles, testimonios que no aportan demasiado, y una falta importante de ritmo y timing cinematográfico. Las escenas de comedia rara vez harán reír y muchas son bastante cuestionables.
Para el fervoroso religioso que quizás decida verla, no aportará más que elementos para reafirmar lo que ya está presente y consolidado en su fe, para aquellos que por alguna razón decidan verla fuera de lo religioso, se presenta una película fallida, ambigua, en la que no se sentirán cómodos en ningún momento.