Tiempo muerto

Crítica de Patricia Relats - El Espectador Avezado

El deporte es la industria del entretenimiento que más dinero mueve. Sin dudas. Hoy ya se habla que más allá del deporte, está la noción del evento deportivo, razón por la cual los picos de rating del entretiempo del Superbowl o la apertura de los Juegos Olímpicos pueden hacer que a más de uno se le pare el alma.
“Tiempo muerto” cuenta la historia del equipo argentino de básquet que ganó las primeras olimpiadas. Cuenta cómo se preparaban, cómo se estructuraba el grupo y cómo fueron prohibidos.
El Gobierno de Perón apoyaba abiertamente al deporte, pero como todo en este país, el que llega convierte en mala palabra todo lo que había hecho el anterior, por lo cual no sólo tuvieron que declarar ser parte de la política, sino que les prohibieron volver a jugar profesionalmente. El relato de los jugadores, de cómo esto afectó su vida, sus sueños y cómo ese equipo hoy sigue viéndose es la mitad del relato.
La otra mitad es el material de archivo y por último, unirlos con el siguiente camada que pudo llegar a ser equipo olímpico. Baltazar e Iván Tokman nos llevan al interior de las casas, a las reuniones de amigos, a la nostalgia casi como si los testigos estuvieran a punto de pasarnos un mate. Creo que narrativamente es muy emotivo
pero les faltó una generación intermedia: Marcelo Milanesio y sus coetáneos no aparecen, sino que saltamos directamente a Ginóbili pero de alguna manera explica cómo esto también detuvo al desarrollo del deporte. Es innegable que cuando se tienen jugadores que están bien posicionados en los rakings mundiales, las escuelas y clubes se llenan en su país de origen.
Un lindo homenaje y un importante planteo de lo que no debe dejarse en el olvido.