Tiempo de caza

Crítica de Diego Curubeto - Ámbito Financiero

La crueldad a pleno

Lo primero que llama la atención en esta película es la atractiva caracterización de John Travolta de ex combatiente serbio que, lógicamente, habla en inglés con un fuerte acento centroeuropeo. Travolta logra, contra lo que se podría esperar, que su composición no sea nada divertida, sino que logre el dramatismo y la crueldad del caso.

Es que "Tiempo de caza" es cine de la crueldad a pleno, con dos ex combatientes de la guerra de Bosnia que se encuentran en tiempo presente y juegan a una extraña guerra privada. Los dos protagonistas casi excluyentes del film son Travolta y un más convencional Robert De Niro, que no hace otra cosa que simplemente otra variante de los personajes duros que tantas veces se le ha visto hacer con todo su talento.

Sólo que esta vez es De Niro el que recibe su "Cabo de miedo" en la forma de ese en principio aparentemente amistoso serbio que le arregla el auto en medio del bosque donde vive, cuando trataba de ir a comprar medicamentos para los dolores de las viejas heridas de combate. Pero pronto quedan en evidencia las verdaderas intenciones del extraño y comienza una batalla de hombre a hombre en la que ambos actores parecen jugar a ver quién puede ser más sádico que el otro.

Ahí es donde el film deja de ser algo que podría definirse como un drama de acción para directamente convertirse en algo parecido a una película de terror, ya que el nivel de crueldad es tan imaginativo como inusitado. Las cosas que se hacen estos dos parece salidas de los dibujitos del gato y el ratón que mira Bart Simpson, y realmente, el director Mark Steven Johnson, conocido por buenas adaptaciones de comics como "Daredevil" y "Ghost Rider, logra darle verosimilitud a las cosas más tremendas e impensables, incluyendo las torturas más creativas. Cada tanto uno de los personajes está a merced del otro, y el guión se las arregla para que la situación se invierta sin darle tiempo de reacción ni al contrincante ni al espectador.

Para que esto sea posible no sólo bastan los dos excelentes actores, sino también muy sólidos rubros técnicos que ayudan a mostrar adecuadamente las cosas más delirantes de narrar. Por eso la película se sostiene muy bien, para quien tenga estómago y para quien se banque el desenlace humanista un tanto extemporáneo luego de que haya corrido tanta sangre.