Thor: Ragnarok

Crítica de Mariano Patrucco - EL LADO G

Thor Ragnarok explota al máximo el talento para la comedia de Chris Hemsworth (los que han visto la nueva Ghostbusters saben que lo hace muy bien), la locura de su irreverente director y el carisma y talento de su elenco para entregar un espectáculo de ciencia ficción diseñado para divertir a todo el mundo. Así como el Ragnarok es un ciclo de muerte y resurrección para la cultura nórdica, Thor Ragnarok revitaliza a un personaje que venía bastante flojo y de capa caída. Cuando nada bueno espera en el horizonte, a veces es mejor romper todo y empezar de vuelta.

El Universo Cinematográfico de Marvel (MCU) está cerca de cumplir 10 años y se aproxima a la veintena de películas en su haber. Con un amplio abanico de propuestas que mantienen una misma línea y tono, pero de “sabores” y estilos distintos (el thriller de espías de Capitán América y el Soldado del Invierno, la space opera de ciencia ficción presente en Guardians of the Galaxy, una heist movie con Ant-Man) hace que el formato de “pelis de superhéroes” no se agote tan pronto —aunque una cierta fatiga de la crítica especializada para con el género es bastante notable, ningún film fue un decidido fracaso de taquilla y las audiencias masivas suelen salir más que satisfechas—.

Sin embargo, uno de los eslabones de la cadena del MCU quedó marcado como el más débil de todos. Hablamos de Thor, el dios del truebo. Un Avenger legendario que blande el poderoso martillo Mjolnir y en sus dos aventuras en solitario no logró capturar del todo la magia de sus raíces mitológicas ni la aprobación generalizada del público y la crítica (al día de hoy Thor: The Dark World es la película peor criticada del MCU) como si lo hicieron sus compañeros de equipo.

En su primera incursión Kenneth Branagh intentó con un tono más épico y diálogos cuasi shakespereanos, pero más allá del carismático elenco y un villano memorable, la película fue recibida con tibieza por parte del público, más como un paso necesario para poder llegar al film de los Avengers. La segunda aventura en solitario de Thor nos ofreció un antagonista aburrido y vacío, un comic relief molesto y espantoso (sí, estoy hablando de vos Darcy), un secundario que se roba la película y termina siendo más interesante que el protagonista (Loki) y un guión que no sabía que hacer con el interés amoroso (tanto es así que de esta película en adelante la doctora Jane Foster, interpretada por Natalie Portman, desapareció del mapa sin decir adiós y sin dejar rastro).

Lo mejor del personaje se vio en sus participaciones junto a sus compañeros Vengadores. La dinámica de equipo, su espíritu jocoso y la relación con los demás héroes sacaron a relucir la mejor cara de Thor. Es una lástima que hasta el momento no pudieran sacarle el jugo a su rica mitología y las posibilidades que ofrece su trasfondo nórdico.
Para esta nueva entrega Kevin Feige convocó al director neozelandés Taika Waititi (What We Do In The Shadows 2014, Hunt For The Wilderpeople 2016), hombre reconocido por su talento para la comedia con cierta sensibilidad dramática en films de menor presupuesto. Como quedó de manifiesto con el cambio de logo, la película también cambió su enfoque. Lo que parecía que se perfilaba como un relato épico y bastante tradicional sobre la caída de Asgard termina deviniendo en una aventura espacial con la (posible) destrucción del reino como condimento.

Thor (Chris Hemsworth) regresa a Asgard después de viajar por el cosmos. Tras su visión durante Age of Ultron el dios del trueno está dispuesto a evitar el Ragnarok, la profecía que indica la destrucción de todo Asgard. Tras enfrentarse a Surtur (Clancy Brown), quien le afirma al dios nórdico que el Ragnarok se acerca y él no podrá evitarlo, Thor descubre que su hermano Loki (Tom Hiddleston) estuvo reinando en Asgard durante su ausencia y el paradero de Odín (Anthony Hopkins) es desconocido.
La desaparición de Odín es acompañada por más malas noticias, Hela (Cate Blanchett), la diosa de la muerte ha despertado y planea quedarse con el trono de Asgard para conquistar los nueve reinos y todo el universo. Thor deberá detenerla, pero antes tendrá que encontrar una manera de escapar de Sakaar, un extraño planeta regido por Grandmaster (Jeff Goldblum) donde será forzado a luchar en una arena de gladiadores contra el mismísimo Hulk (Mark Rufallo).

Thor: Ragnarok bien podría haberse llamado “Las Locas Aventuras de Hulk y Thor por el Universo”. La película rescata lo mejor de la estética cósmica creada por Jack Kirby y el encanto desfachatado de las historias de ciencia ficción más dementes de la silver age comiquera. Thor Ragnarok no le escapa al humor y tampoco le tiene miedo a abrazar el ridículo inherente en la historia y en la propia naturaleza de sus personajes (un gigante verde berrinchudo que rompe todo, un tipo que vuela sobre un puente de arcoiris revoleando un martillo) y ahí está la mano de Taika Waititi.

El cineasta neozelandés tiene un timing y una prodigiosa habilidad para el humor absurdo y hasta se da el lujo de lanzar unos cuantos remates no tan ATP como el resto de las películas del MCU (una acidez más cercana al humor de Guardians of The Galaxy, de James Gunn). Thor: Ragnarok es por lejos la mejor de las tres películas del Avenger nórdico, la que se aleja de la fórmula de épica clásica asgardiana que tan poco cautivó al público y lleva a los personajes hacia nuevos horizontes.
Por lejos también, una de las más divertidas y disfrutables películas del MCU. Su propia falta de seriedad y la voluntad de reírse de sí misma la llevan a ser un producto bastante único dentro de un universo de películas bastante similares. El contraste entre la acción antigua y asgardiana y la aventura de ciencia ficción pura y dura no se siente chocante ni desbalanceado. Simplemente es una historia que sucede en dos ambientes muy distintos.

Los personajes nuevos funcionan muy bien: Cate Blanchett se divierte y parece disfrutar su rol de villana sádica y enferma de poder. Hela es amenazante y a la vez cautivadora debido al encanto natural de la actriz. Tessa Thompson interpreta a una valquiria caída en desgracia que trabaja para Grandmaster como una cazadora de guerreros para arrojar a su torneo de gladiadores. El soberano de Sakaar es un hedonista adicto a las fiestas y a la adoración que su pueblo le profesa, a los que mantiene domados con pan y circo. Jeff Goldblum le da rienda suelta a todos sus manierismos actorales y compone un antagonista totalmente extravagante.

Hulk pasó años en Sakaar disfrutando su vida de guerrero campeón, decidió dejar atrás al debilucho Banner y sus traumas y nunca volvió a transformarse. Quienes tengan un oído atento, durante un momento particularmente emotivo podrán escuchar unos segundos del theme song de la clásica serie de televisión The Incredible Hulk (gran guiño por parte de Waititi). Y hablando de música, el soundtrack creado por Mark Mothersbaugh es de las mejores que se hayan escuchado en una película de Marvel. El compositor y ex lider de la banda de new-wave Devo matiza las escenas en Asgard con música orquestal bastante clásica, pero cuando la acción se traslada al planeta Sakaar aparece un pop de sintetizadores que nos retrotraen a las épocas de futurismo ochentoso.