Thor: Ragnarok

Crítica de Diego Curubeto - Ámbito Financiero

Marvel lo hizo otra vez
El Dios del Martillo regresa en una superproducción donde predomina la comedia.

Pocas superproducciones de Marvel han logrado el nivel de delirio, y ni hablar de elenco, que tiene esta nueva entrada en la saga nórdica del Dios del Martillo, Thor. Y no es que la película sea especialmente original, tal como las últimas producciones de Marvel, sino que de alguna manera toma los mismos condimentos y los sacude más que en ocasiones anteriores, con la mixtura de superhéroes infiltrados en el universo mitológico de Thor el que realmente se luce es el Increíble Hulk- y devolviendo al espectador a los conflictos ya develados en los films anteriores.

En ese sentido, la historia es la de siempre, con el malvado Loki usurpando el lugar de su padre Odin y tomando su identidad para esperar el momento de darle el golpe de gracia a su hermano Thor, que vuelve confiado a su hogar. A partir de este momento las locuras son incesantes, los efectos especiales alcanzan elevados niveles visuales, y Mark Ruffalo se luce como nunca cuando evita transformarse en el gigante verde Hulk, que casi es el que se roba este divertidísimo entretenimiento.