Thor: amor y trueno

Crítica de Catalina Dlugi - El portal de Catalina

Hay un momento de la película, no vamos a decir cual, donde Zeus, Rusell Crowe, se pregunta, “¿Cómo fue que los dioses nos convertimos en un chiste?”, y al margen de inquietudes y promesas que plantea la película, la respuesta puede ser muy simple: desde que Taika Waititi se metió con ellos. Primero fue un gran innovador con Thor Ragnarok,y en esta entrega con el guión que escribió junto a Jennifer Kaytin Robinson, buscó deliberadamente el aire fresco burlón y juvenil y mucho humor, a veces burdo y otros francamente logrado. El filme comienza con el dolor de un hombre cuya hija muere de hambre y sed en una tierra agotada, abandonado por los dioses, que se convierte en Gorr, el carnicero de todas las deidades. De ahí arranca el tono comedia, aparece el equipo de “Guardianes de la Galaxia” y el Thor de Cris Hemsworth se banca bien ese tono a veces infantil e ingenuo, con sátiras permanentes y burlas de las que nadie se salva. Pero a medida que avanza la historia comienza lo melodramático, en especial la relación del dios con la reaparición de Jane Foster, una Natalie Portman que en un plano real está muy enferma y en el fantástico es “The mighty Thor” con el uso del martillo recauchutado que también la perjudica. No faltan los duelos y los enfrentamientos, algunos un poco desaprovechados como la conversión de los chicos de Asgard en dioses para una última batalla demasiado corta. El resultado es de mucho entretenimiento y gracia, aunque no innovador, pero de seguro éxito. Christian Bale le da espesura y oscuridad a su personaje. Muchos cameos de famosos. No irse con los títulos. Dos agregados nos traen anuncios.