Terror en lo profundo 3D

Crítica de Migue Fernández - Cinescondite

Shark Night 3D es una heredera pobre de la Piranha de Alexandre Aja, a la que parecería rendir homenaje. Un film que, exceptuando el rubro actores, está dotado de recursos similares, malogrados en lo que parece un estreno directo a DVD con un alto presupuesto. Un lago de un pueblo alejado, un grupo de jóvenes alzados y una gran cantidad de especies de tiburones para aguarles la fiesta, una premisa poco original que podría llegar a funcionar con un cambio de tono, algo que nunca termina de concretarse. Una película en la que persiste levemente la idea de parodiar al género terror, pero cuya incapacidad para dejar de tomarse en serio la convierte en un exponente fallido del mismo.

David R. Ellis, director de Destino Final 2 y 4, conduce este producto sin arriesgar nada, con tanto temor al exceso que acaba con las manos vacías. Es que ese tono paródico que debería inundar sus 91 minutos demora más de una hora en aparecer, generando en el proceso que escenas como la de Malik, con un brazo menos y armado con una lanza esperando a uno de los peces gigantes, solo sean ridículas. Cabe resaltar también que los efectos dejan bastante que desear, con tiburones más falsos que los de películas con más de 20 años y un 3D que nada aporta, sobre todo por su escaso uso.

Promediando el final habrá un muy buen monólogo de Donal Logue, sobresaliendo como lo mejor del metraje. Con referencias a Morgan Freeman, Guns N’ Roses o La marcha de los pingüinos, se encontrará el primer atisbo real de humor, proveniente de la boca cervecera del sheriff, una suerte de Sean Finnerty (su personaje de Grounded for Life) con un giro oscuro. Tras esto, la película continuará con su predecible derrotero, carente de humor o sorpresas. Al finalizar los créditos será el turno de Shark Bite, video de un rap dirigido por el protagonista Dustin Milligan e interpretado por todos los actores, quienes reviven escenas de la película. Divertido, si, pero desubicado en una película que se acuerda demasiado tarde que debía entretener.