Terror en la Antártida

Crítica de Emiliano Fernández - CineFreaks

Bodrio helado

Consideremos por un momento las dos escenas con las que comienza la soporífera Terror en la Antártida (Whiteout, 2009). Primero tenemos a un lindo grupito de rusos en los ’50 disparándose los unos a los otros dentro de un avión en vuelo sobre el continente blanco; por supuesto todos terminan besando la nieve. Luego cortamos a una base norteamericana en la actualidad con un montón de yanquis nabos corriendo en pelotas por ahí. Como si esto fuera poco, inmediatamente la hermosa Kate Beckinsale se desnuda y toma una ducha. Desde el vamos que nadie se haga ilusiones porque la señorita se pasa el resto del film vestida (parece que en serio hace mucho frío...). Ahora bien, aquellos que busquen algo de “terror” también se sentirán defraudados debido a que estamos ante un policial muy insípido centrado en una serie de asesinatos alrededor del contenido de unos tubos metálicos. Tan esquemática y berreta es la propuesta que ya en esas dos secuencias iniciales conocemos a los responsables de los crímenes, sus motivaciones y el contexto general. Por si algún colgado todavía no vio El enigma de otro mundo (The Thing, 1982) o 30 Días de Noche (30 Days of Night, 2007), aquí va el detalle principal: el invierno en la Antártida dura seis meses. Así las cosas, la jefa de policía local Carrie Stetko (Beckinsale) cuenta con sólo tres días para resolver este demacrado misterio antes de que la oscuridad absoluta reclame sus dominios. El elenco deambula perdido sin saber qué hacer con un guión que refrita -sin nada de talento- gran parte de los estereotipos del cine de acción de los ‘80. El realizador Dominic Sena sigue sin ofrecer un producto rescatable desde la lejana Kalifornia (1993). De hecho, este es su patético regreso a la dirección luego del díptico compuesto por las lastimosas 60 Segundos (Gone in Sixty Seconds, 2000) y Swordfish (2001). Los CGI son rudimentarios, el gore está insertado a presión, los enfrentamientos resultan intrascendentes y la bendita “vuelta de tuerca” se ve llegar con muchísima anticipación. Más estúpida que obvia, la película se hunde en lo más profundo del freezer...