Terror en el bosque

Crítica de Fernando Alvarez - Todo lo ve

El mismo recurso pero con menos suerte

El director Eduardo Sánchez, uno de los realizadores de "El proyecto Blair Witch", pone en marcha los mismos recursos que le dieron éxito para sembrar el terror a partir de la leyenda de Pie Grande.

Quince años después de El proyecto Blair Witch, su co-director Eduardo Sánchez regresa al género de terror realizado con "la cámara en mano" que va registrando las acciones de los personajes, un recurso utilizado hasta el cansancio en producciones de los últimos años.

La multiplicidad de "puntos de vista" que se registran en primera persona es el puntapié de Terror en el bosque, un relato sobre un grupo de amigos que llega a una cabaña alejada en medio del bosque para pasar un fin de semana de diversión -¿alguna vez escucharon tan osada idea en una película de terror?- y en pleno contacto con la naturaleza. Los escenarios similares a los de El proyecto... ya se transforman en una presencia inquietante a partir del uso diurno y nocturno que les da el director, pero la amenaza que vive oculta en ellos, nunca genera situaciones de miedo o angustia extrema.

El grupo atrapado en un lugar aislado que se protege de una criatura que arroja objetos y quiere entrar nos remite a La noche de los muertos vivientes o incluso a Martes 13 pero nunca se logra el clima claustrofóbico ni se transmite con la violencia que necesitam este tipo de realizaciones.

El film, que juega con la incomodidad a lo desconocido, redescubre la leyenda de Pie Grande -recuérdese lo amistoso que parecía en Pie Grande y los Henderson-, un ser peludo y feroz que cruza los bosques con la rapidez de una flecha y tras los pasos de sus víctimas, que han arruinado su apacible vida entre los árboles.

Sin personajes interesantes, con una sola escena destacable -los protagonistas atrapados en la casa rodante- y con situaciones vistas en infinidad de oportunidades, Terror en el bosque pierde puntos o, quizás, haya llegado demasiado tarde a la pantalla. No faltará quienes la disfruten, pero los seguidores del género pedirán más y descubrirán los mismos recursos con menor resultado.