Terror a 47 metros: El segundo ataque

Crítica de Héctor Hochman - El rincón del cinéfilo

Típica película clase "B", de bajo presupuesto, (para el país de origen), aunque la mayor parte del tiempo las acciones transcurran bajo el agua, escrita y dirigida con el manual abierto, sin lugar a dudas.

¿Qué significa esto? En realidad es un gran catálogo de lugares comunes, clichés que se le dicen, desde el primer fotograma hasta el último, todo gira en derredor de la previsibilidad más extrema, no hay sorpresas.

Esta ausencia de algo original no sólo se vislumbra desde el guion literario, esto es abocado al relato en sí mismo, incluyendo los diálogos rayanos en la más baja clasificación de inteligencia humana, lo cual le otorga a las actuaciones un plus de condescendencia para su evaluación que hay que poder decir esos parlamentos sin morirse de risa en el intento.

Cuatro adolescentes bucean en una ciudad submarina en ruinas, llegan allí guiadas por una de ellas, a quien su novio, parte del grupo de exploradores, la ha llevado para Dios sabe con qué propósitos.

No desde este momento, sino desde la presentación misma de los personajes, lo más interesante que plantea el texto, es un juego, el de ir adivinando cómo será la secuencia de muertes, el orden en que irán siendo víctimas y, mucho más importante, quienes se salvaran y quien será el héroe o heroína de turno. (He de confesar que en este asdpecto dos de mis predicciones no resultaron).

Desde ese punto es que rápidamente las jóvenes se encuentran en un infierno acuático, mientras su aventura se convierte en horror cuando descubren que no están solas en las cuevas sumergidas. Mientras nadan más profundamente en el claustrofobico laberinto, entran en el territorio de las especies de tiburones más mortíferas del océano.

Vayamos punto por punto. Desde la estructura narrativa nada nuevo bajo el sol o, en este caso, en las profundidades marinas, salvo que algo del orden de lo inverosímil queda incorporado sin demasiadas cuestiones ni desarrollo y menos justificativo a saber que los escualos que habitan esas ruinas sumergidas a 47 metros de profundidad son ciegos ¿?

El uso del montaje es acorde a el subgénero en que se desarrolla, y en esto va de la mano del diseño de sonido, tan de libro de primer año de la carrera de cine que va marcando cuando nada va a suceder, hasta que un cambio en el registro sonoro sea modificación del sonido, o silencio, abrupto nos anticipa la acción.

Sino es desde este lugar la previsibilidad, en tanto línea de espera para ser comido lo determinan las acciones de los personajes, no importa si tiene algo que ver con lo que se vino construyendo del mismo. Todo vale.

El filme genera nada, algunas bellas imágenes, bien filmadas, esto dicho desde lo técnico y nada más.

Un atractivo extra se encuentra en las actrices, el debut de Corinne Foxx y Sistine Rose Stallone, hijas de Jamie Foxx y Sylvester Stallone, respectivamente, le dan a éste título una curiosidad que no modifica en nada su análisis o su calificación. Eso sí, Rose Stallone no sólo es más linda que el padre, sino que hasta parece tener más recursos interpretativos. Parece, aclaro.

Esta es la segunda realización del mismo equipo y con la misma premisa, esto produce a que todo se vea como repetición de fórmula, tengo s.olo recuerdos aislados de la primera, y esto queda claro, como asimismo podría suponer la instalación de una nueva franquicia. Es sólo desde aquí que el terror dice presente.