Terrifier 2: el payaso siniestro

Crítica de Martín Goniondzki - Cinéfilo Serial

Luego de probar con un cortometraje y un film de antología que contaba varias historias donde aparecía el payaso homicida, Damien Leone pudo llevar finalmente a Art the Clown, a tener su largometraje en 2016. Si bien «Terrifier» tenía algunos problemas de puesta en escena, de guion y demás, contaba con algunas buenas ideas y un uso del gore bastante solvente más allá de su acotado presupuesto. Sin embargo, la más destacable era que conseguía algo que muchos realizadores de género no pueden conseguir quizás a lo largo de su carrera (ni hablar de en un primer film), que es crear un personaje bastante icónico que trascienda más allá del film en sí.

Es por ello que era de esperar que surja una secuela de aquella primera entrega y es así como el año pasado se estrenó «Terrifier 2» y ahora llega a nuestras salas. Esta secuela que resultó ser un éxito rotundo en EEUU, trata de corregir algunas de las falencias del primer film, intentando sostenerse más en los personajes principales y sus conflictos. Es mucho más grande y ambiciosa, aunque sigue teniendo algunos problemas relacionados con la narrativa y las interpretaciones de los involucrados.

El film comienza conectándose con la primera parte, donde Art the Clown (David Howard Thornton) es resucitado en la morgue y termina escapando del lugar luego de matar al forense. En esta oportunidad, el payaso irá detrás de una familia, compuesta por Barbara (Sarah Voigt) y sus hijos Jonathan (Elliott Fullam) y Sienna (Lauren LaVera). Como bien dijimos, Leone intenta darle un poco más de importancia a sus personajes principales, y que no sea solamente un payaso cazando desconocidos en la noche de Halloween. No obstante, en el medio parece intentar colar varias cuestiones desconcertantes argumentalmente, que no suman y solo añaden tiempo en pantalla en la que ya es de por sí un extenso metraje (la película dura 140 minutos). Cuando el relato se vuelve más místico o fantástico es donde pierde el rumbo, y cuando retoma por el camino del gore y el slasher es donde más cómodo se siente Leone.

El grado de violencia de esta secuela eleva la vara de su antecesora y no es de extrañar que se hayan generado varios rumores de desmayos, vómitos y otros hechos similares en las salas de cine (aunque siempre suelen ser movidas de marketing para fomentar la venta de entradas). Aun así su presupuesto de 250 mil dólares, y su recaudación de más de 12 millones, demuestran que Art the Clown probablemente vuelva a la gran pantalla en un futuro cercano, quizás incluso de una forma más masiva que en esta oportunidad.

Hay cosas que siguen funcionando como que el payaso sea una mezcla con mimo y no emita palabra alguna, haciendo que todo sea más macabro y espeluznante, así como también lo «artesanal» de sus efectos prácticos y algunos ligeros toques de humor que vuelven todo aún más grotesco y espantoso. En lo que falla nuevamente Leone es en tratar de darle coherencia (incluso por medios más fantasiosos que humanos) a todo el derrotero sanguinolento del payaso. En ese afán de explicar algunas cosas y meterse más en lo sobrenatural, se cae en un terreno pantanoso aun cuando la película mejoró bastante en lo narrativo respecto a su primera entrega.

«Terrifier 2» con sus aciertos y sus fallas es una sorpresa dentro de la oferta cinematográfica de la cartelera. Su espectáculo visceral, su personaje tremendamente escalofriante y efectivo, se va convirtiendo en un elemento icónico del cine de terror, trascendiendo su terreno de culto para abrirse camino dentro de la masividad.