Terremoto: La falla de San Andrés

Crítica de Fernando Alvarez - Todo lo ve

El héroe, la familia y las grietas

El cine catástrofe arremete con un producto que concentra lo mejor y lo peor del género. Un piloto de rescate -Dwayne Johnson- intenta salvar a su hija y recomponer la familia en medio de temblores y destrucción total.

No hacía falta tanto desastre para lograr la recomposición de una familia en esta nueva muestra de cine catástrofe, género que tuvo su esplendor en la década del setenta con títulos emblemáticos como Terremoto, La aventura del Poseidón, Aeropuerto e Infierno en la Torre.

El film de Brad Peyton -Director tambíen de Viaje 2: La isla misteriosa- sigue los intentos de Ray -Dwayne Johnson- un piloto de rescate que, helicóptero y avión mediante, atraviesa California junto a su ex-esposa Emma -Carla Gugino- para salvar a su hija Blake -Alexandra Daddario-, que quedó atrapada en un estacionamiento.

Terremoto: La falla de San Andrés concentra lo mejor y lo peor del cine mainstream al que Hollywood nos tiene acostumbrados. Desde el aspecto visual resultan sorprendentes las escenas de destrucción de edificios, el dique donde comienza el desastre y sus repliques en San Francisco. En la misma película el espectador se encontrará con temblores, un tsunami, inundaciones y rescate en las alturas. Todo por el mismo precio.

El guión de Carlton Cuse -Bates Motel- presenta estereotipos: el millonario Daniel Riddick -Ioan Gruffudd-, la nueva adquisición amorosa de Emma, y constructor de edificios que tampoco se salvan del caos; el dolor de Ray y Emma por la pérdida de una hija en un accidente y la bandera norteamericana que flamea a pesar del horror que se desparrama sin pausas.

Esta película tuvo una versión filmada en 1974 que contó con el efecto de sonido Sensurround que daba la sensación de temblores y vibraciones en un desaparecido cine de la calle Lavalle. Actualmente el recurso del 3D no aporta demasiado, a excepción de algunos objetos que vuelan hacia cámara. El costado científico lo aporta la presencia de un siempre eficaz Paul Giamatti que anuncia el horror que se avecina.

Con algunas simiitudes vistas en El día después de mañana -Dennis Quaid salía en busca de su hijo Jake Gyllenhall- y Riesgo Total, en su escena del comienzo, la pelìcula ofrece momentos de adrenalina y recuerda a los planteos apocalípticos de los trabajos de Roland Emmerich. Entre grietas familiares y la tierra que devora lo que encuentra en su camino, dos hermanos londinenses también cobran protagonismo durante su estadía en San Francisco.