Telma, el cine y el soldado

Crítica de José Rey - Bendito Spoiler

Desde hace un tiempo el mundo parece vivir bajo una especie de sombra negativa. Más allá de los últimos eventos mundiales que hemos atravesado, hay cierta pesadez y desesperanza en las calles. Solo es cuestión de charlar un rato con un vecino o deslizar el inicio de twitter para ver que más de uno no cree en esto de los sueños. Y como siempre decimos, pasa en la vida, pasa en el cine. Es raro conseguir en las salas algo optimista. Ideológicamente parece que estamos transitando una especie de Nuevo Hollywood 2.0; mucho menos si se trata de materia de documentales, sección donde abundan hoy historias de asesinatos y causas sociales. Que quede claro, no es que esto este mal. Sin embargo, es imposible salvarse sin un poco de optimismo. Pero que no cunda el pánico, Telma, el cine y el soldado, de Brenda Taubin vino a salvarnos.

“Mis sueños son tres: vestirme de bailarina clásica (ese ya lo hice), subir a una grúa y encontrar al soldado”, cuenta Telma, una mujer de 75 años que esconde un mundo entero detrás de todas sus intervenciones. Durante la guerra de Malvinas, su hija de 15 años Lili, escribió una carta con destino a algún soldado, nadie en específico. Esto era una práctica común del momento para que los militares no se sintieran solos. Un soldado, “el Tano”, le respondió la carta, le dejo datos claves como su nombre, su cumpleaños, un hobby, donde se encontraba, etc. Lo que parecía ser el inicio de una historia de amor americana se derrumbó rápidamente ya que no hubo más comunicaciones. Lili le volvió a escribir una carta, pero el Tano no respondió más. ¿Habrá muerto? ¿Estará vivo? ¿Qué hace hoy? ¿Está casado? Son algunas de las preguntas que han retumbado, no necesariamente en la cabeza de Lili quien ya paso la página, sino en la cabeza de Telma, que necesita encontrar al soldado. Para eso, ella, su cuñada, dos amigas, un amigo y el equipo de Brenda Taubin iniciaron la campaña de búsqueda.

El gran valor de Telma, el cine y el soldado es la habilidad de contar todo lo que fue Malvinas bajo el relato de pequeña historia. Se puede entender lo trágico de ese suceso a través de la simple desilusión de una chica de 15 años que esperaba una carta. Y, lo que podía ser contado de una manera muy dramática, termina siendo relato muy emocionante pero gracioso. Brenda Taubin entiende que el escenario de una señora haciendo de detective es lógicamente un campo minado de ocurrencias (algo parecido al recien documental chileno nominado al Oscar El Agente Topo). Explota eso dejando a Telma ser y dejando que el cine intervenga. Telma es fanática de las películas y nunca se pierde las funciones para jubilados, parece ser su refugio. Por ello, si hay algo que parece ser de película, entonces deben estar presentes los recursos cinematográficos.

Curiosamente existe la idea de que al ser mayor eres una persona más seria, más racional o con más dolor acumulado, cuando historias como está demuestra todo lo contrario. El tono con el que ven la vida es diferente, es curiosamente más optimista que el de aquellos que aún les queda mucho por vivir. Telma quiere conseguir al Tano, para eso debe usar internet, ir a edificios a buscarlos sin saber el nombre, hablar con excombatientes, infiltrarse en las oficinas de registros de soldados, hablar con una bruja, y más. ¿Por qué? Porque es optimista, porque transita un campo en el cual todo es posible. En otras palabras, Telma, el cine y el soldado es una representación del cine.