Ted

Crítica de Damián Serviddio - Suplemento Espectáculos

Un desesperado deseo de Navidad, transforma al oso de peluche de John en un ser con vida propia. Convertido en el primer juguete que habla, piensa y se comporta como humano, Ted se transforma en una sensación mediática. Pero la fama siempre se termina y el ostracismo empuja al tierno oso a una vida de excesos, drogas, alcohol y prostitutas. Lo único que se mantiene intacto es su amor y amistad por John. Veintisiete años después, nada parece haber cambiado demasiado, hasta que la novia del ya adulto encarnado por Mark Wahlberg entrega su ultimátum: una vida madura junto a ella o la adolescencia eterna al lado de Ted.

Seth MacFarlane, creador de la serie “Padre de familia”, escribió, dirigió y puso su voz al personaje que da nombre a esta película. Humor irreverente, escatológico, con explícitas alusiones a las drogas e innumerables referencias a la cultura hollywoodense actual (convirtiéndolo en un film que perderá actualidad en algún tiempo), Ted funciona en casi toda su extensión. La inclusión de un posible secuestro y su resolución quitan brillo y dinamismo a una historia que podría haber prescindido perfectamente de esa última media hora.