Ted Bundy: Durmiendo con el asesino

Crítica de Emiliano Fernández - Metacultura

Confianza, divino tesoro

Películas acerca de Theodore “Ted” Robert Cowell Bundy, uno de los asesinos en serie más brutales, prolíficos y famosos de Estados Unidos, hubo varias en el pasado, basta con recordar a The Deliberate Stranger (1986), Ted Bundy (2002), The Stranger Beside Me (2003) y The Riverman (2004), todas desparejas y relativamente interesantes por diversos motivos. El nuevo agregado a la lista, Extremely Wicked, Shockingly Evil and Vile (2019), se suma a las dos últimas en su decisión de encarar el retrato desde una perspectiva tangencial, en este caso optando por la visión de su pareja más estable durante su período como estudiante universitario, Liz Kendall (se sabe que su nombre real es Elizabeth Kloepfer aunque también aparece con otros seudónimos en los estudios sobre Bundy, como Meg Anders o Beth Archer); sin embargo el verdadero foco de interés de la obra que nos ocupa es la etapa concreta que decide explorar, no los primeros años del romance en sí -en simultáneo a las violaciones, golpizas y asesinatos que solía perpetrar el señor entre la fauna de señoritas que pululaban en los campus a los que asistía- como uno podría imaginar a priori, sino más bien los momentos posteriores a ser arrestado por primera vez y el comienzo de la pérdida progresiva de su libertad cuando una víctima que se escapó de sus garras consigue llevarlo a juicio por secuestro y que caiga sobre él la primera condena.

De hecho, la película está inspirada en las memorias muy poco conocidas de Kendall, The Phantom Prince: My Life with Ted Bundy (1981), y lo curioso del film es que si bien indaga en la relación de la pareja -mayormente a la distancia y con silencios prolongados a medida que aparecían más y más acusaciones contra el tremendo Ted- a partir del arresto de 1975 en Utah, lo cierto es que gran parte del metraje está consagrado a su interminable derrotero por el sistema legal y su continua insistencia con que era inocente y que todo el asunto no pasaba de ser un “gran montaje” por parte de la policía, el aparato judicial yanqui y los fiscales y autoridades de los diferentes estados que reclamaban su cabeza por el tendal de cadáveres que sospechaban dejó, circunstancia que transforma a Extremely Wicked, Shockingly Evil and Vile en un análisis fascinante sobre la capacidad de Bundy -ejemplo máximo del psicópata moderno- de manipular y ganarse la confianza de todos aquellos que lo rodeaban por su carácter carismático y prudente; muy lejos del estereotipo que se tenía en su época de los criminales adeptos al sadomasoquismo como seres humanos con características caricaturescas que exponían a simple vista su trasfondo perturbado, aquí en cambio teníamos a un chiflado que pasaba sin problemas por hombre común mediocre que podía elevarse por sobre el resto cuando lo quisiese gracias a su prodigiosa inteligencia.

El opus fue dirigido por Joe Berlinger, conocido por la excelente trilogía de documentales sobre los llamados “Tres de West Memphis”, unos jóvenes que fueron condenados injustamente por el homicidio de tres niños en 1994, saga que incluye a Paradise Lost: The Child Murders at Robin Hood Hills (1996), Paradise Lost 2: Revelations (2000) y Paradise Lost 3: Purgatory (2011). En la propuesta se nota mucho la experiencia del realizador en cuanto a crear tensión amparado en el mundo criminal, los engranajes del sistema procesal y el talante ambivalente del o los protagonistas, ahora aprovechando con sutileza todo lo que tiene para ofrecer Zac Efron como Bundy en el que sin duda es el mejor trabajo de su carrera, ya definitivamente dejando atrás su encasillamiento en bodrios de la Disney y en comedias descerebradas. Dentro de un gran elenco que engloba a luminarias como John Malkovich, Jeffrey Donovan, Jim Parsons, Angela Sarafyan y Haley Joel Osment, también se destacan las actrices que interpretan a las parejas de Ted en los distintos períodos de su vida, Lily Collins como esa Kendall que lo acompaña durante los primeros instantes del recorrido jurídico y luego le suelta la mano y Kaya Scodelario como Carole Ann Boone, la que se transformaría en la esposa del señor en 1980 cuando Bundy se sirvió de una antigua ley de Florida para proclamar su matrimonio de improviso frente a funcionarios judiciales.

Cualquiera que conozca un poco la carrera delictiva de este “Osito Teddy” deducirá que Extremely Wicked, Shockingly Evil and Vile juega todas sus fichas a los legendarios escapes del asesino en serie, aquellos que dejaron bien en ridículo a un Estado que falló durante años y años en detener al susodicho, y al juicio por su incursión en la Fraternidad Chi Omega de la Florida State University, donde atacó salvajemente a cuatro mujeres, matando a dos, para a posteriori sumar otro violento asalto sexual a otra estudiante del campus que vivía en una zona aledaña. La película más que simplemente “humanizar” al protagonista, algo que efectivamente hace desde una óptica bien polémica porque respeta ese amor mutuo entre Kendall y Bundy que sin dudas marcó ambas vidas, lo que hace es retratar el talento para la seducción del señor, su tendencia hacia la autovictimización compulsiva, su enorme destreza en lo que atañe a creerse sus propias mentiras y finalmente su ascenso a la condición de celebridad dentro del ecosistema mediático amarillista de Estados Unidos -y del mundo, por ende- cortesía de esta duplicidad constante de fondo que hechizó a propios y extraños, una que se mueve entre una superficie cordial y sumamente astuta y un interior espantoso que supo engañar, violar y matar sin freno a un nivel que aún hoy es difícil de determinar, ya que recién durante sus últimos años -sería ejecutado por electrocución en 1989- comenzaría a confesar su responsabilidad en algunos de sus múltiples crímenes. Sin ser una maravilla porque en materia de gore resulta light y el tema ha sido muy trabajado, el film constituye una atractiva rareza que enfatiza el sustrato maquiavélico y mundano de un psicópata no muy distante a muchos que gobiernan nuestro fatídico planeta hoy por hoy…