Ted 2

Crítica de Jessica Blady - Malditos Nerds - Vorterix

Entre una seguidilla de chistes escatológicos, mil referencias pop y una historia de fondo que sólo sirve como excusa, Seth MacFarlane trata de repetir el suceso de su debut cinematográfico, pero esta vez la fórmula repetida se queda corta para lograr el mismo efecto.
Ok, si son de risa fácil (y sin muchas exigencias) “Ted 2” (2015) es la película para ustedes. Un sinfín de groserías y alusiones a fluidos corporales, mezclados con interminables referencias a la cultura popular, tal vez, demasiado actual como para prevalecer en el tiempo.

Obviamente Seth MacFarlane no busca trascender. Así como las bromas de “Ted” (2012) ya pasaron de moda, las de esta oportunidad caducan un segundo después de salir de la sala. La secuela del exitoso osito de peluche nos llega con casi dos meses de retraso y la mayoría de sus chistes son tan arcaicos como el titular de la página de un diario.
“Ted 2” está más cerca de “A Million Ways to Die in the West” (2014) que de su predecesora. MacFarlane y sus guionistas –los mismos de “Padre de Familia” (Family Guy)- abusan de una fórmula que les podrá funcionar muy bien para una sitcom animada de treinta minutos, pero para una película de dos horas de duración, tirar un chiste atrás de otro (muchas veces sin conexión absoluta con la trama y sin sentido), puede molestar un poco.
La novedad se acabó con los títulos de la primera entrega y, obviamente, los realizadores no encontraron una gran historia para esta secuela. La mayoría de los personajes están de vuelta (sin ningún cambio, ni desarrollo a la vista), pero también muchas de las situaciones y bromas de la película anterior, casi calcadas al pie de la letra.
Pasó un tiempito y, finalmente, Ted (voz de MacFarlane) y Tami-Lynn (Jessica Barth) llegaron al altar, lamentablemente, unos meses después del divorcio de John (Mark Wahlberg) que llena sus días de soledad y depresión con una pila de pornografía digital.
Un año después, la flamante parejita ya no parece tan feliz y decide salvar su matrimonio sumando una criatura a su vida. Claro está, que Ted no es capaz de tal cosa y la infertilidad de su esposa los obliga a pensar en la adopción.
El tramite legal expone la verdadera condición del peluche, que legalmente no puede ser considerado una persona y en seguida es catalogado como un “objeto”, por lo cual, incapaz de formar parte de la sociedad como lo venía haciendo hasta ese momento.
Los amigos saldrán en busca de un abogado que los represente y pueda probar la “humanidad” de Ted. Así se cruzan con Samantha (Amanda Seyfried), una joven procuradora sin experiencia que llevará adelante su caso sin cobrarles un solo peso.
Básicamente, por ahí, pasa la trama de esta historia que intenta convertirse en una película “procesal”, pero se distrae entre chistes sobre semen y todo tipo de drogas que van perdiendo su efecto a lo largo de los 120 minutos.
En algún punto, MacFarlane y compañía pretenden ponerse serios y convertir a Ted en una especie de metáfora sobre la discriminación y los derechos civiles (los de los afroamericanos en el pasado y los de los gays en el presente), pero una vez más todo queda atrapado en una vorágine de masturbaciones, un nuevo complot de secuestro agarrado de los pelos y un paseo por la Comic-Con de Nueva York que solo sirve de excusa para introducir más chistes sobre personajes archi conocidos para los Malditos Nerds.
Los cameos siguen siendo lo mejor de la película (Sam J. Jones, Liam Neeson), aunque algunos como Tom Brady pueden perder efecto para el público local. Son los estereotipos los que molestan (Samantha es una chica súper culta y fumona, pero parece no haber visto una sola película o serie de TV en toda su vida), y el primer insulto que sale de una boca masculina hacia una mujer es “prostituta”. Vamos gente, estamos en el siglo XXI, hasta los nerds que aparecen son inverosímiles.
Técnicamente la película funciona. Ted sigue siendo uno de los personajes más realistas (en todo sentido) y el único que, al menos, hace algo con su existencia. John sigue siendo el tipo grande, con el mismo insignificante trabajo, sin ninguna intención de madurar o lograr algo con su vida más allá de ver porno y drogarse todo el día. La joda ya no funciona porque es repetitiva y hasta resulta ofensiva cada vez que vemos el papel que le asigna MacFarlane a las mujeres.

En conclusión, no todos nos reímos a carcajadas con un chiste de pedos, mucho menos, con una seguidilla interminable de ellos. El humor escatológico y zarpado funciona muchísimo mejor (vean “Buenos Vecinos”) cuando está sustentados con una buena historia y personajes bien delineados, dos cosas importantísimas que le faltan a esta secuela, despreocupada por generar algún interés en los espectadores.

Dirección: Seth MacFarlane
Guión: Seth MacFarlane, Alec Sulkin y Wellesley Wild
Elenco: Mark Wahlberg, Seth MacFarlane, Amanda Seyfried, Jessica Barth, Giovanni Ribisi, Morgan Freeman, Sam J. Jones y Patrick Warburton.