Ted 2

Crítica de Iván Steinhardt - El rincón del cinéfilo

Ante un éxito de muy buen margen económico con uno de los humoristas importantes de nuestro tiempo como Seth McFarlane, era de esperar una secuela de Ted (voz del propio cómico), el osito de peluche más irreverente, sarcástico, políticamente incorrecto, bromita, sexópata, drogón y culturalmente ignorante de la historia del cine. Y el único claro. Ted viene a ser el lado oscuro de Winnie Pooh (incluyendo las canciones y sus letras) y sin embargo es mucho más interesante como personaje que el insoportable personaje de la Disney.

Tanto en la anterior como en esta entrega todo pasa por construir, en las acciones de Ted, el alter ego (parodiado) del norteamericano promedio constituido tanto en éste personaje como en Homero Simpson, Pedro Picapiedra, Charles Griswold y cientos de otros bien tipificados. Hay que decirlo: cuando se lo propone, la comunidad artística de Hollywood tiene una mirada genialmente ácida y corrosiva sobre la sociedad, en especial sobre la clase media.

El guión original contaba la historia de un chico que deseaba tanto que su osito cobrara vida que una noche mágica ocurrió y los transformó en amigos inseparables, compinches y cómplices en todo. Para instalar el verosímil, (sino era raro que la gente mirara, interactuara y tomara a Ted con total naturalidad), el oso se vuelve archi-famoso y popular por su condición de juguete vivo.

Dando todo esto por entendido, la segunda parte ya tiene los personajes recontra instalados. El eje central de la crítica está puesto sobre la justicia, la cual en un fallo (¿tardío?) quita toda consideración sobre Ted como "persona" para pasar a tomarlo como "propiedad".

No conviene aclarar ni contar otras viñetas del guión porque este es bastante endeble en su estructura. En realidad hay que tomar a “Ted 2” como una larga seguidilla de gags, algunos realmente muy bien armados, como el de la donación de esperm, o el de la fiesta de casamiento al principio. También es una mirada, guiño, homenaje o como se lo quiera llamar al cine clásico de Hollywood. En distintas escenas veremos pinceladas de “Toro salvaje” (1980), “Heredarás el viento” (1960), “Un horizonte lejano” (1992), etc. Toda la escena de la granja que remite a “Jurassic Park” (1993) y es lo mejor de la película. Obviamente los cameos están a la orden del día (prestar atención a Liam Neeson para lo cual sugerimos quedarse hasta el final de los créditos). Vuelven en papeles laterales Mark Whalberg, que pierde importancia como partenaire en esta oportunidad, y Giovanni Ribisi, quien compone un “malo” (no llega a villano) desopilante.

Así como tiene todos estos condimentos para los fanáticos de Seth McFarlane y para los cinéfilos en general; “Ted 2” se alarga demasiado cuando las acciones se trasladan de un escenario a otro con prolongadas tomas aéreas de la ciudad o de la ruta, además de abundar en situaciones con demasiada introducción como para no anticipar el chiste. En realidad hablamos del necesario poder de síntesis para que la narración no opaque, justamente, el timing de comedia.

Se podría decir que como secuela es innecesaria, pero también que es muy divertida.