Te extraño

Crítica de David Obarrio - Cinemarama

Te extraño está animada por un inconfesado afán proselitista: la intimidad es el reverso de la Historia. En la Argentina tumultuosa de los años setenta, Javi participa de algunas escaramuzas en el señorial ambiente de su colegio privado. Pinta con aerosol las paredes del baño, hace explotar una bomba que lanza panfletos y les grita fachos a los integrantes de una especie de grupo de tareas que, antes de precipitarse al Falcon de rigor, golpean con ganas a unos chicos a la salida. Después, le guarda los fierros en una caja a su hermano mayor: la persona que a sus ojos verdaderamente cuenta, el que integra las filas de Montoneros.

Pero Te extraño es la historia de Javi, y el cuerpo de su hermano que cae en manos de los militares a pocos días del golpe de estado del 76, se esfuma de la pantalla y solo regresa a modo de fantasma: como relato en boca de algunos de sus compañeros que velan febrilmente las armas en su exilio en México o como fantasía diurna (cada vez más delgada y a punto de convertirse en dolorida resignación) del protagonista, que de casualidad se encuentra con ellos allí, escapando él también de una sentencia de muerte. Cuando debería quizá describir ese juego dramático entre lo invisible y lo visible, entre la evocación de la militancia o la persistencia de su continuación, la segunda parte de la película se pierde un poco entre bellas postales mexicanas y un romance ocasional cuya gracia y amabilidad iniciales terminan desvaneciéndose de pura intrascendencia.

Es que Te extraño se concentra en hacer de la porción íntima de lo humano un templo, pero a la vez amaga con dedicarse a diagramar la tragedia irresoluble de esas dos zonas que no se conectan: el hermano grande, que tiene una pistola en la cintura y efectúa regulares y misteriosas salidas nocturnas, y el hermano chico, que se mueve casi a su sombra, entre admirado y receloso. En la película, la militancia es una pasión que se cuece en la juventud, y la sugerencia de que Javi está a un tris de tomar las armas para terminar de fundirse con su hermano en oposición a la ubicua prescindencia de sus padres queda flotando como un interrogante. El director parece señalar que uno es la contracara necesaria del otro, pero su película tiene un tono tan discreto que esa reciprocidad no termina de establecerse del todo. En algún punto, es como si la esmerada dirección de actores, la ausencia absoluta de comentarios musicales y la serena belleza de muchos de sus planos conspiraran para diluir esa tensión casi por completo. Te extraño podría a su vez ser una película sobre modalidades estratégicas: deslizarse sobre las cosas o diluirse en ellas. Preservarse o aniquilarse. Observar la escena o ser parte de ella. Como en el momento en el que Javi ve un violento desalojo en el Distrito Federal, entra en la casa en cuestión y prácticamente parece flotar entre los objetos y los cuerpos sin que nadie lo detenga, la película de Fabián Hofman se reserva para sí un moderado asombro sobre el horror del mundo y la ambición secreta de dar señales de su existencia sin dejarse nunca arrastrar por él.