Tár

Crítica de Cecilia Della Croce - Ociopatas

Este jueves 9 de febrero llega a las salas de cine de Argentina Tár, una película escrita, producida y dirigida por Todd Field, que aspira a llevarse varias estatuillas. Con un protagónico deslumbrante de Cate Blanchett, quien viene arrasando con la mayoría de los galardones a Mejor Actriz (Festival de Venecia y Golden Globes, entre otros) en esta temporada de premios 2023.

El guionista y director de When I was a boy e In the Bedroom escribió este guion específicamente con una actriz en mente para encarar a la directora de orquesta que da título al film: Cate Blanchett. “Si ella hubiera dicho que no, la película nunca habría visto la luz. Esto no sorprenderá a los cinéfilos, ya que después de todo, ella es una maestra suprema. Aun así, la capacidad actoral sobrehumana y la verosimilitud que Cate le imprimió a su papel era algo realmente asombroso de contemplar, que superó todas las expectativas. El privilegio de trabajar con una artista de este calibre resulta casi imposible de describir adecuadamente. En todos los sentidos posibles, esta es la película de Cate Blanchett”.

Tras dos horas y media de dejarnos inundar por la belleza y el barro que entretejen la trama de esta película de autor, no podemos sino aplaudir esa obsesión del director al elegir a su actriz. Field nos invita a ser testigos de una actuación memorable en la que Blanchett se convierte en Lydia Tár, una directora de orquesta en la cúspide de su carrera que ha batallado para abrirse camino en un mundo netamente masculino y convertirse en una eminencia en su campo. Al alcanzar la cima, Tár saca a relucir su faceta más déspota y manipuladora desde su sitial de poder. Como si se tratase de un personaje shakesperiano, es precisamente su fatal flaw (una falla en el personaje del héroe, o la heroína en este caso, un error de juicio cometido por el personaje) lo que desencadena un efecto dominó que llevará a que su mundo se desmorone.

La intérprete de Elizabeth y Blue Jasmine (por nombrar solo un par de sus trabajos más destacados) se ha instalado, sin dudas, en el podio de las más grandes exponentes de su oficio en las últimas dos décadas. En Tár se convierte en el instrumento perfecto para encarnar la precisión, la rigurosidad lindera con la obsesión y la pasión esterilizada y teñida de una imperturbabilidad emocional (que solo se quiebra en la relación con su hijita de 6 años) que definen a esta mujer admirada y temida. Mientras se divide entre Nueva York y Berlín, paradójicamente esta música brillante parece ir perdiendo sensibilidad y se va deshumanizando tras la máscara del perfeccionismo y la excelencia, para terminar jugando el juego del gato y el ratón con las vidas de quienes la rodean. La construcción de Lydia Tár como «persona» es tan perfecta, tan llena de matices, tan compleja y rica en detalles que muchos creyeron (erróneamente) que se trataba de una biopic.

La historia, tan punzante como provocadora, aborda cuestiones de género, de igualdad versus discriminación, de la lucha feminista de las que rompieron barreras a fuerza de mérito y coraza, la brecha entre los “maestros” de 50 y la generación de cristal de los millennials, la influencia de las redes, los criterios para juzgar el talento, los juegos de poder con sus asimetrías, e incluso la traición.

Tár es una oda de amor al indescifrable lenguaje de la música, en la que se describe la parábola de un personaje que nos transporta de la gloria de Mahler, en la sala de la Filarmónica de Berlín, a la desolación de un piano desafinado en la casa en la que Lydia se refugia en los recuerdos en VHS para esconderse del mundanal ruido y de su estrepitosa caída