Tangerine

Crítica de Agustina Tajtelbaum - Toma 5

30° MDQ Film Fest: “Tangerine” de Sean Baker

Una película que retrata un día (desde la mañana a la noche) en toda su extensión y que está filmada solamente con cámaras de iPhone no puede ser nada tradicional, eso lo tenemos claro. “Tangerine” sigue la historia de Sin-Dee, una prostituta transexual que acaba de salir de la cárcel tras sólo un mes. Cuando se encuentra con su amiga Alexandra, se entera que su ¿novio? ¿proxeneta? la estaba engañando con otra. Así comienza una carrera frenética por la zona para averiguar quién es para luego molerla a palos.

Por otro lado, seguimos a Razmik, un taxista armenio que trabaja en la misma zona de Los Ángeles donde la droga y la prostitución son moneda corriente. Un hombre que ha aprendido a lidiar con llevar borrachos, delincuentes y drogadictos; y quien a pesar de tener una familia muy tradicional, también gusta de las prostitutas trans. Estas dos historias, aparentemente separadas en la misma zona, no harán más que entrecruzarse en forma cada vez más cercana hasta lograr una ebullición.

La puesta en escena no es demasiado cuidada, pero esa es la idea ¿verdad? Cámara en mano, pero con buen ritmo. A veces reconocemos los filtros de iPhone con colores saturados, planos quemados, planos de figuras irreconocibles a contraluz. La película conforma una cinematografía donde todo se ve algo sucio y aun así bello. El guión, por otro lado, es bastante simple. Dos historias lineales que a veces se entrelazan, y siguen a sus protagonistas por menos de 24 horas.

Por lo demás, muestra un mundo crudo y extremadamente cruel de estigma y discriminación, además de verdadero peligro. Muestra el lado humano, con todo y tabú: todos tienen sus sentimientos y miedos. Pero no recurre a los golpes bajos ni a la lástima. Tiene momentos de comedia, momentos violentos y emotivos. Incluso podemos sentirnos identificados con estos personajes que en apariencia son tan diferentes a nosotros.

Una película que tiene poco de tradicional y nos recordará que a lo trágico le encantan los momentos de comedia y violencia. Además, es interesante que recurra a actrices trans en lugar de sólo tomar un actor masculino y vestirlo de mujer. De este modo, se siente más auténtico. Aunque sigue siendo una ficción, tiene aires de documental. De hecho la protagonista también trabajó en esa zona como voluntaria en prevención del VIH. Una comedia dramática de estética inusual, guión sencillo, y un ritmo crudo y vertiginoso. Ideal para sacarse varios prejuicios de encima.