Tampoco tan grandes

Crítica de Pedro Squillaci - La Capital

El amor y el desamor es un dueto recurrente en el cine y acá vuelve a la carga. Eso sí, este dueto tiene voces atractivas, distintas, por momentos risueñas. Una ex pareja tiene tantas diferencias entre sí, que ella lo agendó en su celular como Nunca Jamás y él a ella como Peligro. No son novios ahora, pero uno está pendiente del otro, se necesitan y se extrañan. Por eso cuando ella tiene que hacer una suerte de viaje iniciático para rescatar una herencia de su padre lo convoca como compañero de ruta. Claro que habrá varias situaciones extrañas, porque ella creía que el padre ya había muerto hace mucho, y ahora se entera que no sólo acaba de morir sino que también tenía un ex marido. La película recorre ese viaje a Mar del Plata y Bariloche con cuatro pasajeros atípicos, porque a Lola (Reca), Teo (Ciavaglia) y Rita (Canale), hermana de Teo en plan rehabilitación de drogas, se les sumará Natalio (Solá), que sigue enamorado de quien partió antes de tiempo en medio de un romance intenso. “Ahora que no estás tengo miedo de envejecer” dirá Natalio en medio de lágrimas por el duelo. El director Federico Sosa apostó a una road movie distendida y profunda. Y ganó un pleno.