Tadeo Jones 2

Crítica de Fernando Sandro - Alta Peli

Indiana España

No es ninguna novedad que el cine de animación más comercial suele basarse en grandes éxitos del cine live action o en íconos de la cultura popular, tomarlos en solfa y llevarlos al punto de una adaptación paródica para el público infantil.

En 2012, Tadeo el explorador perdido fue un claro ejemplo de esto. Una película que tomaba la saga de Indiana Jones como referencia y realizaba todo tipo de humoradas alrededor de ella, de modo eficaz, chispeante, y divertido. (En realidad, llevó al largo dos  eficaces cortometrajes previos con el mismo personaje).

El asunto con aquella Tadeo el explorador perdido es que en verdad su título original era Las aventuras de Tadeo Jones, haciendo una clara referencia a la criatura de Steven Spielberg y George Lucas desde el vamos. ¿Cuál fue el problema? Que junto con la omisión del apellido Jones en el título, la copia que se presentó en varias partes fuera de España (su país de origen), y en particular en Latinoamérica, se “comía” muchas de las referencias directas que se hacían a las aventuras de Indiana. Además se remplazaba su audio original por otras voces y otros diálogos, con modismos latinos y plagados de referencias impostadas a una cultura latinoamericana totalmente ajena al espíritu de la película.

Sí, Tadeo el explorador perdido fue un extrañísimo caso de un original muy valioso y una copia extranjera bastante mediocre.

Ante el acercamiento de la parte 2, la duda era lógica: ¿sucedería otra vez lo mismo? La respuesta, tristemente, es un sí rotundo.

El albañil y el llamado a la aventura

Tadeo es un albañil con una vida bastante monótona; sus sueños de ser un gran arqueólogo nunca pudieron concretarse. Sin embargo, a partir de lo sucedido en la película anterior algo comenzó a cambiar, aunque sea por accidente.

Ahora, Sara Lavroff, la arqueóloga y geóloga de la cual está enamorado, lo convoca a Las Vegas para ser uno de los asistentes a la presentación del nuevo descubrimiento realizado por ella: ni más, ni menos que el mítico collar del Rey Midas, el cual -por si lo desconocen- poseía la capacidad de convertir todo lo que tocaba en oro.

La gema que permitía a Midas “orificar” lo que entraba en contacto suyo, fue dividida en tres partes luego de que accidentalmente tocara a su hija. Sara encuentra el papiro con el mapa para localizar esas tres partes, pero el maloso Jack Rackham y sus secuaces secuestran a Sara para hacerse con el collar.

¿Qué puede hacer Tadeo junto a Jeff (el perro) y Belzoni (el loro) sino ir en busca de su amada y defender la gema de las manos de los malvados?

El argumento es válido y casi una excusa para poner a los personajes nuevamente en acción, frente a otra aventura con más riesgos que la primera. Tadeo Jones 2: El secreto del Rey Midas respeta las reglas básicas de las secuelas: más y más espectacularidad, sin perder el tiempo en tener que hacer una presentación de personajes.

A este hecho que le otorga mayor ligereza y ritmo más frenético, sumémosle la incorporación de un nuevo aliado de Tadeo, Momia, el típico ayudante loco, torpe y gracioso, clásico de la animación de estilo estadounidense (en definitiva, eso intenta ser Tadeo desde el inicio).

La animación es simple, colorida, redondeada, nada maravillosa pero correcta para un estándar que no se propone innovar ni mucho menos. El tono ofrece mucha comedia y quizás se apunta más a un público infantil que en la primera entrega.

Pero ahí está lo que es en un principio, y lo que podemos ver nosotros en sala. Esta vez con menos escenas eliminadas: el asunto se limita más que nada al doblaje, que no traspasa la gracia del original español, sino que adapta al latinoamericanismo del caso, algo bastante irritante en varios tramos.

Conclusión

Tadeo Jones 2: El secreto del Rey Midas de Enrique Gato y David Alonso, es una secuela ágil, divertida, apuntada a un público más infantil, y con menos sorpresa que su original. La copia que se estrena en nuestro país con algunos cambios for export, termina inclinando -como ya había sucedido- la balanza hacia abajo.