Tabú

Crítica de Juan Carlos Fontana - La Prensa

El cineasta portugués Miguel Gomes es el autor de este sugestivo filme en blanco y negro, que provoca cierto extrañamiento en el espectador, a partir de sus tres segmentos narrativos, en los que se traslada temporalmente de un lugar a otro, desde Africa, a Lisboa, para retornar a Africa.
"Tabú" de algún modo es un tributo a algunas películas románticas y de aventuras, de la década de 1940, como en su momento lo fue "Las minas del rey Salomón".
Lo primero que muestra el filme es el trágico final que se impuso un explorador al decidir morir devorado por un cocodrilo.
Ese final que se impuso el hombre a partir de un desengaño amoroso, es celebrado por los aborígenes con una danza ritual.
Poco después la historia se traslada a Lisboa y muestra a la anciana Aurora (Laura Soveral), quien poco tiempo antes de morir es cuidada por una vecina, Pilar (Teresa Madruga), quien a su vez tiene una criada negra, un sesgo más de Africa.

ROMANCE JUVENIL
Lo que viene después es la historia que Aurora le cuenta a Pilar en su lecho de muerte, una aventura amorosa que vivió en su juventud con un joven explorador, Ventura (Carloto Cotta) en la Africa profunda.
"Tabú" es narrada cinematográficamente, como si fuera un libro de aventuras, cuyas imágenes transportan al espectador a un universo prácticamente olvidado, el de hacerlo partícipe de la historia que viven sus protagonistas, como si fuera propia.
Otro aporte de las imágenes es que son capaces de provocar, o sugerir un estado de ensoñación, o de sensación hipnótica en el público, de este modo "Tabú" parece querer trasladar al que la a un "paseo" por la memoria y el despertar de antiguas leyendas románticas.
Con una detallista dirección de actores de Miguel Gomes, entre los papeles protagónicos se destacan Ventura (Carloto Cotta) y Aurora joven (Ana Moreira).