T2: Trainspotting

Crítica de Fredy Friedlander - Leedor.com

Hace veinte años la original “Trainspotting”, ambientada en Edimburgo, sacudió el ambiente cinematográfico en nuestro país. Ocurrió el primero de enero de 1997 cuando se estrenó en Argentina el segundo largometraje de Danny Boyle, cuyo título local agregaba apropiadamente la frase “sin límites”, que expresaba muy bien el espíritu del relato original de Irvine Welsh. En la secuela que ahora nos llega se apela básicamente a “Porno”, otra obra de Welsh aunque los resultados ya no son tan ponderables.
Los cuatro personajes centrales vuelven a aparecer aunque su evolución personal ha sido disímil, lo que también podría aplicarse a la trayectoria artística de quienes los interpretan. El de mayor protagonismo es Mark Renton, al que nuevamente da vida Ewan McGregor y a quien también le fue mejor en su carrera cinematográfica. Renton había traicionado a sus colegas quedándose con el botín de veinte mil libras, que debió haber repartido con sus colegas.

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Al que peor le fue es a Begbie, en prisión desde hace una veintena de años y que al enterarse que su colega ha regresado (de Amsterdam) sólo lo obsesiona escapar de prisión para vengarse. Robert Carlyle está bastante irreconocible con un bigote y algunas canas pero vale la pena aclarar que les lleva una decena de años a los restantes intérpretes, diferencia que quizás no se notaba hace dos décadas.

En cuanto a Spud (Ewen Bremner) el tiempo no parece haber pasado y su rostro tan peculiar conserva los mismos tics de entonces. En cambio Simon, también conocido como Sick Boy, es nuevamente interpretado por Jony Lee Miller al que se ve poco en cine en los últimos años y que parece algo mayor pese a tener sólo 45 años. Simon está asociado a la joven búlgara Veronika, la actriz Anjela Nedyalkova a quien este cronista vio hace algún tiempo en un film de su país (“Avé”). La dupla comete todo tipo de felonías y aporta algunas de las escenas más fuertes y originales de este nuevo capítulo.

“T2 Trainspotting” interesará sobre todo a quienes vieron y apreciaron la original, ya que en esta secuela hay escenas de la primera pero además se recrean con frecuencia los personajes cuando aún eran niños. El tono es más bien lúgubre y pesimista, acentuado por una muy buena banda sonora. Tempranamente se escucha la poderosa “Lust for Life” de Iggy Pop, para luego seguir con clásicos de Blondie (“Dreaming”), The Clash (“White Man”) e inclusive Queen (“Radio Ga Ga”). Pero lo más original resultan los temas de la banda escocesa de Hip Hop “Young Fathers” (Premio Mercury 2014). De los seis temas seleccionados por el director de “Slumdog Millionaire”, “Exterminio” y “127 Horas” se destaca “Only God Knows”.

Lo que podrá cuestionarse es si se justificaba una continuación a la impactante primera película de hace veinte años. En todo caso es lícito afirmar que la secuela no hace mucho honor a la original.