T2: Trainspotting

Crítica de Facundo Barrionuevo - El Día

¿Te acordás hermano?

Richard Linklater dirigió Antes del Amanecer en 1995, donde una pareja se encontraba en Viena casualmente, pasaba un particular día y antes de despedirse decidía encontrarse 6 meses después. Una innecesaria, pero no por eso menos atractiva, continuación llegó recién 9 años más tarde con Antes del Atardecer. Finalmente, 9 años más pasarían para que, en una especie de experimento temporal que después concretaría en Boyhood, Linklater haga Antes de la Medianoche en 2013. En el documental Double Play el propio Richard Linklater charla con el cineasta James Benning sobre otro experimento cronológico. Benning hace un documental experimental en 1977, One Way Boogie Woogie, que consta de 60 planos de 1 minuto de duración de distintas situaciones urbanas. 27 años después vuelve a filmar la misma película, es decir, hace las mismas 60 tomas que, con el paso del tiempo, han mutado. Las fábricas han cerrado, las personas han envejecido.

La última gran película de Ingmar Bergman fue Saraband en 2003. En realidad se trata de una secuela del clásico europeo Escenas de la Vida Conyugal, una continuación luego de 30 años, nada menos. En una escena Liv Ullman trata de recuperar el tiempo perdido desnudándose a los 64 años para compartir la cama con su ahora ex esposo.

Trainspotting 2 toma también esta idea de la secuela tardía 2 décadas después. Tenemos que recordar que la primera mostraba la vida de jóvenes escoceses afiliándose al sexo, drogas y tecno rock, retratando así el “sin futuro” de los ’90 al ritmo de Danny Boyle. Recordemos también que aquellos personajes eran principalmente amigos, amigos de la infancia. Aunque eso no impedía que Renton (Ewan McGregor) terminara traicionando a todos al robar el botín del último golpe. En esta segunda parte, el nostálgico reencuentro con el pasado no hace perder el furor-frenesí que bien maneja Boyle. Si temíamos que se haya vuelto viejo y moralista, nos equivocamos, esta nueva película es hasta más delirante y pesimista que la primera.

Ahora, ¿cuál es el sentido de estas experiencias? ¿Por qué volver a estas historias, qué (gracia) tienen? ¿Por qué volver a amar a personajes con el riesgo de que se hayan convertido en completos extraños? ¿Se trata de poner sobre la mesa de vivisección el paso del tiempo? En todo caso, ¿no se trata de eso el cine, del transcurrir, de Cronos comiéndose a sus hijos? ¿Estas películas sólo hieden nostalgia? ¿El cine es el único capaz de dilatar el tiempo, es la mejor máquina para volver al pasado que tenemos? Tal vez, el objetivo es lo que Sick Boy le reprocha a Renton cuando le dice que sólo quiere ser un simple turista de su pasado. Y si así fuera, ¿no tenemos derecho a serlo también? Aunque sea tan sólo por 90 minutos, antes que mil fantasmas se burlen sin piedad de nosotros.