Suzume

Crítica de Franco Denápole - Funcinema

DIFICULTADES DEL CINE DE AUTOR

Suzume es el último largometraje del exitoso escritor y director Makoto Shinkai. En 2016, el autor logró gran reconocimiento a partir de la que es su obra más exitosa, Your name. Esta trataba sobre una pareja de adolescentes que, subtrama fantástica de por medio, debía salvar a un pueblo de la caída de un meteorito. Un lugar común a la hora de discutir acerca de ciertos artistas es que muchos de ellos suelen tener temas recurrentes u obsesiones. Pasaba, por ejemplo, con Hayao Miyazaki y la problemática del medio ambiente, que se podía rastrear en la mayoría de sus largometrajes. Algo similar ocurre en la última película de Shinkai, quien vuelve a trabajar un coming of age acerca de un personaje joven que debe superar tanto la comodidad como las cicatrices emocionales de la niñez para aventurarse en el mundo adulto.

Esta nueva historia trata acerca de Suzume Iwato, una chica que conoce a un hombre y se ve envuelta en una aventura con el objetivo de salvar a Japón de una fuerza sobrenatural que amenaza con destruirlo todo. La película relatará, entonces, el enamoramiento de los dos jóvenes así como el desarrollo de un fenómeno ambiental que conjuga lo natural y lo mágico sumergiéndose en el territorio de la mitología y el folklore japoneses. Todo ello construido a partir de la combinación de una animación de trazo definido, expresiones realistas, fondos acuarelados, un 3D sofisticado y una banda sonora a cargo, en parte, y una vez más, de la banda de rock Radwimps.

Tanto por su apartado visual como por sus recursos narrativos (la utilización de procesos de significación que se vinculan más a lo metafórico o simbólico que a lo literal o figurativo, a la hora de representar los procesos emocionales internos de los personajes), el cine de Makoto Shinkai es reconocible, posee una marca autoral. El espectador que conoce sus trabajos va al cine a sabiendas que lo que está por presenciar es “la nueva película de Makoto Shinkai”. Por un lado, esto da cuenta de la capacidad del director de plasmar un estilo personal y, podríamos discutir, hasta dejar un sello en la historia de los largometrajes de animación japonesa. Sin embargo, es posible que la presencia fuerte de una figura de autor que predetermina una serie de cualidades en una obra de ficción resulte contraproducente. Lo es, por ejemplo, si esa seña de identidad deviene en un ejercicio de repetición o hasta limitación de la creatividad.

Algo así ocurre con Suzume. Tomada por sí sola, no es solo correcta, sino bella, por momentos cautivadora. Ahora bien, para el espectador que conoce la obra de Makoto Shinkai, su último largometraje puede sentirse algo repetitivo, ya no solo por cuestiones temáticas sino por motivos visuales que recuerdan fuertemente a sus películas anteriores. Para el fanático, es entendible que esto sea un elemento positivo, pero para quien va al cine buscando un giro, un nuevo paso en el crecimiento artístico del autor, no sería alocado encontrar en Suzume los primeros signos de amesetamiento o agotamiento en su propuesta estética.