Suspiria

Crítica de Ricardo Ottone - Subjetiva

“Suspiria”, de Luca Guadagnino
Por Ricardo Ottone

Meterse con un clásico no es fácil y no es sin consecuencias. Luca Gaudagnino probablemente ya se lo esperaba cuando decidió encarar la remake de Suspiria (1977), la película más célebre del más célebre de los directores del terror italiano: Dario Argento. Bajo la presencia amenazante de la Mater Suspiriorum, Suspiria fue la primera película de la Trilogía de las Madres y se convirtió en un considerable éxito de taquilla que convirtió en estrella a su director y hoy disfruta del indiscutido estatus de culto. Argento continuó la trilogía con la también clásica Infiernode 1980 (dedicada a la Mater Tenebrarum) y cerró medio a los ponchazos y muy lejos del nivel de la anteriores con La madre de las lágrimasde 2007 (dedicada a la Mater Lachrymarum).

Guadagnino ya viene validado por el éxito de crítica y público de su anterior película, Llámame por tu nombre y eso, aunque generaba altas expectativas, es también lo que encendió las alarmas de los puristas al ser un director que no proviene del género de terror. Una vez exhibida su versión, fue acusada por algunos de ambiciosa, pretenciosa y hasta esteticista. Algo curioso si consideramos que ya en el original de Argento había una primacía de la forma por sobre la trama.

Hay un argumento común que implica a la joven aspirante a bailarina Sussie Bannion (Dakota Johnson), llegando de Estados Unidos a Alemania para estudiar en la academia de danza dirigida por Helena Markos, lugar que esconde el refugio de un aquelarre de brujas. Pero a esta base se le cambian algunos elementos y agregan unos cuantos nuevos. Prueba de ello son sus 152 minutos de duración, una hora por encima del original. Un elemento nuevo importante es la interna dentro de la propia escuela, dividida por una disputa de poder entre Helena Markos, quien permanece entre las sombras y reclama ser la Mater Suspiriorum, y Madame Blanc, a cargo del legado artístico y rostro visible de la institución, quien pretende que unas cuantas cosas cambien. Ambos personajes son dos de los tres interpretados por Tilda Swinton. El tercero es un psicoanalista, el Dr. Josef Klemperer, que la tiene irreconocible bajo la caracterización y una enorme capa de maquillaje.

La ubicación de la escuela cambia de Friburgo a Berlín mientras la acción se mantiene en 1977, con lo cual la remake pasa a ser una película de época y la locación adquiere un peso diferente, que es el de la Berlín dividida. El realizador la aprovecha en su dimensión política: la de la guerra fría, las cicatrices todavía presentes de la segunda guerra mundial y los atentados de la banda Baader-Meinhoff. Este contexto agrega un factor de turbulencia, de incertidumbre y peligro también en el afuera, con el Berlín dividido como expansión de la división en la propia escuela y el doble juego de algunos personajes. Mientras tanto, David Bowie, quien en esos momentos estaba trabajando en su trilogía de Berlín, observa desde los posters en las paredes.

Ambientada en los 70, y haciendo uso de recursos propios del cine de la época,Suspiriamodelo 2018 es una película contemporánea que trata con temas actuales. Todo el tiempo está presente el tema del sometimiento de la mujer y el intento de liberarse. Los hombres son incapaces de creer, y menos comprender, lo que está pasando y todas las intervenciones masculinas en busca de imponer o restaurar un orden terminan en el fracaso y la impotencia. En ningún lado más claro que en la escena en que las brujas reciben y manipulan a su antojo a un par de policías y se burlan de sus atributos. La escuela está habitada y gobernada por mujeres autónomas que prescinden de los hombres y a lo largo del film son ellas las que ejercen el poder y las que van a decidir cómo se resuelve el conflicto.

Según el director afirma, la influencia de Argento fue la de tomar su audacia, su interés en experimentar con los recursos del cine. Por eso, aunque hay algún guiño a los fans del primer film, como el de la aparición de su actriz protagónica, Jessica Harper, en un papel que en aquél no existía, Guadagnino no pretende reproducir su trama, y tampoco intenta replicar el estilo de Argento. En vez de aquellos colores vivos de intención no naturalista, Guadagnino despliega una paleta de colores apagados, mayormente rojos, marrones y beiges, y en otras ocasiones, colores fríos, grises y mucha oscuridad y penumbra. Una estética que es claramente setentista pero que a su vez remite a otros setenta, los del cine europeo de la época, como en el Nuevo Cine Alemán, -y ahí está como testigo Angela Winkler, actriz recurrente de Volker Schlöndorff y Margarethe von Trotta, como una de las docentes/brujas a cargo de la academia.- pero también remite a autores salidos del otro lado del muro, (aunque hayan filmado en este) como Roman Polanski (sobre todo en El Inquilinode 1976) y el Andrzej Zulawski de Una mujer poseída(1981), otro film intenso y alterado, ambientado en Berlín con el muro como fondo omnipresente y el intento fallido de controlar y dominar el cuerpo de la mujer. La música es también protagonista, pero a la psicodélica, siniestra y estridente banda sonora de la original, a cargo del grupo progresivo Goblin, se contrapone la tenue y melancólica música de Thom Yorke, líder de Radiohead.

Como film de terror no defrauda, su puesta en escena es compleja, cautivante, y mantiene el interés a lo largo de sus dos horas y media. Aun sin antecedentes, Guadagnino conoce el género y sabe cómo jugarlo. Hay climas, densidad, tensión y cuando es necesario no le escapa al shock y a la sangre. Y sabe además cómo introducirlas. Las escenas de danza están siempre enganchadas a los momentos de terror. El éxtasis del baile corre junto a la agonía de la mortificación de la carne y los cuerpos desgarrados. El refinamiento convive en el mismo plano con el desborde. El gore y el splatter irrumpen y lo que empieza con sutileza acaba en una orgía de huesos rotos, tripas colgando y sangre manando a borbotones.

Y sí, probablemente es un film ambicioso, incluso pretencioso, pero que claramente tiene con qué. Guadagnino hace una remake bastante libre, es decir, hace su propia película. No trata de copiar a Argento y sin embargo logra ser fiel a su espíritu, el de su libertad creativa.

SUSPIRIA
Suspiria. Italia, Estados Unidos. 2018
Dirección: Luca Guadagnino. Intérpretes: Dakota Johnson, Tilda Swinton, Chloë Grace Moretz, Mia Goth, Jessica Harper, Sylvie Testud, Angela Winkler, Malgorzata Bela, Renée Soutendijk, Ingrid Caven. Guión: Dave Kajganich, sobre personajes creados por Dario Argento y Daria Nicolodi. Fotografía: Sayombhu Mukdeeprom. Música: Thom Yorke. Edición: Walter Fasano. Dirección de Arte: Merlin Ortner, Monica Sallustio. Diseño de Producción: Inbal Weinberg. Distribuye: BF Distribution. Duración: 152 minutos.