Suspiria

Crítica de Laura Pacheco Mora - CineFreaks

El llamado de la intuición.

Una nueva versión del terrorífico relato de brujería y ballet, historia de fantasía y horror al estilo gore con un trasfondo histórico social y político. Esta coproducción de Italia y Estados Unidos es un film de larga duración que, sin embargo, nos atrapa hasta el final. Intrigante, extraño, raro y hermoso a la vez, con imágenes y escenas muy sensibles.

Suspiria (2018), es una remake de la película homónima de Dario Argento (1977) en la que el director Luca Guadagnino (Call me by your name, 2017) nos presenta una historia dividida en 6 actos y un epílogo ambientada en una Berlín dividida en 1977. Susie Bannion (Dakota Johnson), una joven bailarina estadounidense, viaja a Berlín con la esperanza de unirse a la famosa compañía de danza Helena Markos. Madame Blanc (Tilda Swinton), la coreógrafa, impresionada por su talento, elige a Susie para que interprete el papel principal en “Volk”, la principal pieza de la academia. A medida que se intensifican los ensayos del ballet final, las dos mujeres se acercan cada vez más. Ahí es cuando Susie descubre aterradores secretos sobre la compañía y los que la dirigen.

Dakota Jonhson, se destaca en el papel de Susie, la niña amish que de adolescente se convierte en una talentosa bailarina y se va de casa. Guadagnino combina con astucia: seducción, sumisión, masonería, rituales, metafísica, dominación y contorsionismo de cuerpos que agonizan en éxtasis. Bajo un clima hostil de lluvias, frío y nieve, sobresale la dirección, fotografía, locaciones, vestuario, paleta de colores lúgubres y escenografía, generando una atmósfera esotérica, puesto que se trata de una secta escondida tras la fachada de una academia de danzas; con cierta reminiscencia al film El bebé de Rosemary (1968). La construcción de personajes e interpretaciones son acertadas. En la original de 1977 se trataba de un sueño febril lleno de colores violentos y sonidos estridentes; la película de Guadagnino acentúa su extrañeza por encima de los sustos y el gore con una paleta diferente. Además, existe una constante discusión en radio y televisión sobre el terrorismo y el grupo Baader-Meinhof para denotar el escenario social en el que transcurre la historia.

La música juega aquí, un importante papel, con banda sonora propia, realizada por el músico Thom Yorke que explicó: “Fue un proceso extraño desde el principio. Suspiria es una de esas bandas sonoras legendarias. Parte de mi mente decía: “Por favor, no quiero escuchar esto nunca más. Eso fue realmente genial. Hay una forma de repetir en la música que puede hipnotizar. Seguí pensando que es una forma de hacer hechizos. Así que cuando estaba trabajando en mi estudio estaba haciendo hechizos. Fue una especie de libertad que no he tenido antes. No he trabajado en el formato de arreglo de la canción. Sólo estoy explorando”.