Super 8

Crítica de Héctor Hochman - El rincón del cinéfilo

Este film podría titularse “Pequeño Spielberg ilustrado”, si bien no esta dirigido por ese rey Midas de Hollywood, todo lo que toca se convierte oro, situación que no implica necesariamente que estemos hablando de grandes textos cinematográficos. Ni que alguna de sus películas vaya a ser bisagra dentro de la historia del cine como arte, ni tampoco narrativamente se pueda decir que hay un antes y un después de Spielberg. Si, y esto hay que reconocerlo, es un gran productor, también es un eximio contador de historias, siempre supo contar, de la manera más clásica, pero en este caso esto no esta en juicio.

“Súper 8” hace referencia al formato de filmación, que estuvo de moda a finales de la década del 70, al que algunas familias podrían poseer para su uso particular y los jóvenes tenían acceso para hacer sus primera experiencias audiovisuales, y jugando ha hacer cine, como muchos directores de cine cuentan haber hecho en su infancia.

Hay dos historias narradas en una especie de mezcla de géneros. Por un lado, un grupo de chicos que se disponen a filmar un largometraje con esa cámara, con una estructura muy parecida a “Cuenta conmigo” (1986), esa bellísima película dirigida por Rob Reiner; por otro, es un catalogo de los temas predilectos de su productor. Son reconocibles producciones como “ET. El extraterrestre” (1977), “Encuentros cercanos del tercer tipo” (1982), “La guerra de los mundos” (2005), por supuesto que se da tiempo de homenajear otras realizaciones de ese género.

Una noche estos chicos se encuentran en una vieja estación de tren para filmar una escena de la película que habían proyectado, y son testigos involuntarios de un aparentemente increíble accidente de tren, no era cualquier tren, era un tren del ejército que trasladaba en sus vagones un secreto guardado por años.

Ese accidente liberará al secreto y hará que en ese perdido pueblito de Ohio comiencen a ocurrir hechos que determine al poder de turno a tomar decisiones “drásticas”, y actuar protegiendo al secreto en perjuicio de la población. Se encontrarán con la resistencia de esos adolescentes y ya nada será lo mismo.

La idea de conjunción esta muy bien estructurada durante la primera mitad del filme, con muchos aciertos y muy pocos defectos, la instalación de los diversos conflictos, tanto de las tramas principales, que como queda dicho son dos, como de las consecuentes subtramas de cada una de las sendas historias. Finalmente, al promediar la proyección, una de las principales se engulle a la otra, sólo quedan sus personajes, los chicos, quienes serán nuestros héroes anónimos.

Es de destacar la actuación de una joven a tener en cuenta, Elle Fanning, la casi desconocida hermana de Dakota Fanning, quien compone, y demuestra con muy poco, sus grandes dotes de actriz, muy bien acompañada por Joel Courtney, el joven eternamente enamorado de ella, y Riley Griffiths, el director de la producción en súper 8 y antagonista de Joel en lucha por el amor de la niña.

Hablar de los rubros técnicos sería casi una pérdida de tiempo, sólo con señalar que son muy buenos, desde la fotografía, pasando por el sonido, sobre todo su edición, hasta el montaje de clásico de cine de acción, salvo en los que se detiene para dar lugar al otro género, y es donde se lucen los actores.

Lo dicho, dos historias mezcladas, géneros que se entrecruzan en lo que termina por ser uno de los aspectos más flojos de la producción, las escenas que deberían mover al humor están preanunciando la violencia que se viene, entonces la sonrisa no se termina de producir.

Salvo al final, después de la palabra fin y durante los créditos, aparece lo mejor de esta producción, si ya entro no se vaya hasta que se enciendan las luces de la sala.