Sumergidos

Crítica de Santiago García - Leer Cine

La mañana del 12 de agosto del año 2000 el submarino nuclear K-141 Kursk, perteneciente a la Armada rusa, sufre un terrible accidente durante unas maniobras, desencadenando dos gigantescas explosiones. Esta historia, muy conocida por todos, es llevada ahora al cine por Thomas Vinterberg en una película de ficción que reconstruye la previa y el momento del desastre, así como sus consecuencias y todo lo que ocurrió después cuando el gobierno ruso pasó de la negación al pedido de ayuda.

Thomas Vinterberg pasó de su momento de gloria dirigiendo La celebración a quedar un poco al margen de la historia con películas de menos repercusión. Incluso aquí, con Kursk, su película más clásica, Vinterberg no tuvo la repercusión que un proyecto de esta calidad merecía, incluso con algunos actores importantes en roles pequeños – Colin Firth, Max von Sidow- para llamar aún más la atención.

Pero Kursk tiene todo los elementos de un gran film. Tiene todo el drama de una tragedia anunciada, tiene incluso pequeños rastros de humor dentro de la angustia, tiene el suspenso llevado al límite y tiene un trabajo de dirección que consigue captar todas los matices de la historia. Tanto los familiares que esperan con desesperación como los marineros que esperan encerrados en el submarino, todos los personajes conmueven y generan empatía.

También está claro que la película es implacable con la burocracia rusa y la orgullosa y fatídica decisión del gobierno de no pedir ayuda a los británicos y los noruegos. La figura del presidente Vladimir Putin salió del guión a último momento, aunque él estaba en el gobierno hacía solo hacer tres meses y el guión era muy favorable en su mirada de él. El padre de Putin fue submarinista y el presidente se tomó las cosas personalmente. Aun así, los mandos de la marina tardaron y la película los expone no solo por esta decisión sino las que hicieron en el pasado.

Por otro parte, los británicos son los héroes que no consiguen hacer su trabajo debido a esta traba. La película consigue emocionar es muchos momentos y todo el trabajo dentro del submarino demuestra que Vinterberg domina a la perfección su oficio. Alguna vez alguien dijo que todas las películas que transcurrían en submarinos son interesantes. Kursk parece confirmar esta regla.