Sucker Punch: Mundo Surreal

Crítica de Migue Fernández - Cinescondite

Ambientada en los años ’50, esta película se adentra en la imaginación de una joven prisionera en una institución mental, donde los sueños le permiten escapar de una realidad opresiva y le ofrecen la posibilidad de llevar adelante una aventura épica con peligros insospechados.

Sólo bastó un trabajo para que Zack Snyder sacara una injustificada chapa de gran realizador. La adaptación cinematográfica de la novela gráfica 300, la cual en lo particular me pareció impactante desde lo visual pero no como película, le brindó la posibilidad de jugar con proyectos cada vez más ambiciosos y con presupuestos más altos. Llegó así a realizar Watchmen, de nuevo lograda en los aspectos técnicos como vestuarios y escenografía, pero traspuesta con tanta fidelidad que el resultado acabó siendo desastroso. En Sucker Punch se notan muchas de las falencias presentes en sus trabajos anteriores, a lo que hay que sumar problemas serios a nivel del guión y de los personajes. Es que en este caso no hay un soporte previo en papel sobre el cual echar culpas, la historia es creación del director, por lo que todos los problemas que se puedan encontrar recaerán inevitablemente sobre él.

Fanático de la pantalla verde y el ralentí, Snyder construye su película de estética emo como si se tratara de un video musical. En vez de articular la música en la historia, parece querer utilizar imágenes que ilustren la banda sonora elegida. El director desarrolla con esto un film que por momentos se vuelve confuso porque no logra manejar con tino el tópico del sueño dentro del sueño. Repetitiva hasta el aburrimiento vuelve una y otra vez sobre sí misma. Mientras se imagina en combates extraordinarios, Babydoll baila frente a una audiencia obnubilada, ventaja que aprovechan las otras jóvenes para hacerse con los elementos necesarios para el escape. Esto está bien una primera vez, sin embargo se hace uso de tal recurso al menos en otras tres oportunidades, volviéndose así sorpresivamente lenta y falta de ritmo.

Los personajes son otra falla importante dado que si la promoción se basa en cinco protagonistas inmersas en un contexto opresivo y demás padecimientos, al menos necesitan algo de desarrollo. Pareciera como si el director hubiera interpretado erróneamente los problemas de Watchmen. Las malas críticas no eran a causa de la excelente historia o de los personajes complejos de dudosa moral, sino que esa película falló al momento de ser traspuesta al cine porque se lo hizo con tal fanatismo que por querer abarcarlo todo se quedó en la nada. Lo que hace entonces en Sucker Punch además de acortar una hora la duración, algo que se agradece en serio, es abordar muy superficialmente a las jóvenes y no ahondar en el relato, mostrando únicamente secuencias de combate cual si fuera un videojuego. Un mapa, fuego, un cuchillo, una llave son los elementos necesarios para emprender el escape, y un quinto, que supone un sacrificio, es una incógnita. Si la intención de Snyder era generar misterio en torno a ello, es algo en lo que tampoco sale bien parado, dado que lo que efectivamente sucede en el final es lo primero que se cruza por la mente a los 10 minutos de película. Deja sabor a poco, en un film que tenía mayores pretensiones, poder rescatar sólo los efectos especiales y algunas secuencias de acción, especialmente cuando deja a un lado la cámara lenta, la cual paradójicamente aburre rápido. En definitiva no es más que otra experiencia fallida en la corta filmografía de un director que se ha puesto de moda y recibe proyectos cada vez más importantes pero devuelve trabajos poco logrados. A esta altura serán muchos los escépticos que bajarán sus expectativas respecto a su siguiente realización, nada menos que una nueva versión de Superman.