Suburbicon: bienvenidos al paraíso

Crítica de Fernando Sandro - El Espectador Avezado

La sexta película de George Clooney, y la primera en la que no participa como actor, "Suburbicon", es una comedia mordaz disfrazada de thriller sobre la hipocresía de la clase media establecida estadounidense a fines de los años ’50.
Habiéndose hecho conocido a través de la serie televisiva E.R., George Clooney saltó al cine popular como una suerte de emblema del ciudadano modelo estadounidense, siempre prolijo, bien pensante, de buen pasar, y con una sonrisa a prueba de balas.
En 2002 , cuando presentó su primera película como director "Confesiones de una mente peligrosa", comenzó a mostrar otra faceta, más comprometida socialmente con la realidad de su país. Faceta que iría inclinando más hacia el costado político con sus siguientes realizaciones (a excepción de la comedia romántico-deportiva "Leatherheads").
En "Suburbicon" abandona esa mirada de interna política directa, sin correrse de los asuntos sociales.
Todo lo contrario, con la colaboración en el guion de sus amigos los Hermanos Coen y Grant Heslov (director de Hombres de mentes y guionista habitual de las películas que Clooney dirige), logra una comedia que no teme en mostrar el peor rostro de una sociedad ultraconservadora como la clase media de su país. Suburbicon es el nombre de un pueblo de suburbios – como su nombre lo indica – que en los primeros minutos se nos presenta como un lugar ideal para vivir.
Ya se sabe, esos lugares que parecen nuestros barrios privados, con calles tranquilas, casas todas del mismo estilo, hombres de traje, mujeres con vestidos acampanados y siempre arregladas, y niños felices e inocentes.
¿Quién no quisiera vivir en un lugar como Suburbicon? Seguramente los afroamericanos, porque esa fachada de perfección se cae cuando al barrio se muda la familia Mayers , un matrimonio de afroamericanos con un niño que, por supuesto, no será bienvenida en el medio de una comunidad caucásica.
La cáscara de tranquilidad que existía en Suburbicon empieza a resquebrajarse ante la llegada de los Mayers, que en verdad no hacen nada que no hagan el resto de sus vecinos, salvo poseer una piel más oscura. Sin embargo, los cercas para dividir el hogar de esa familia del resto, no tardan en llegar.
Los únicos que no parecen horrorizarse frente la llegada de los Mayers son sus vecinos de al lado, los Lodge. Papa Gardner (Matt Damon), su esposa Margaret junto a su melliza Rose (Julianne Moore), y el pequeño Nicky (Noah Jupe).
Es que en verdad, los Lodge tienen cosas más importantes de las que ocuparse. Una noche, dos bravucones irrumpen en la vivienda, los toman de rehenes, y tras un forcejeo, Margaret es asesinada. "Suburbicon" irá narrando los dos hechos de forma paralela, por un lado la actitud del barrio ante la presencia de personas afroamericanas, y por el otro las vivencia de los Lodge que irán dando vuelcos impensados.
Es cierto, el guion escrito a ocho manos tiende a dispersarse.
La historia de los Mayers no termina teniendo el mismo peso que la de los Lodge que ganan la partida. En realidad, lo que se plantea, es como la presencia “obnubilante” de los nuevos vecinos hace que la comunidad no pueda advertir la barbaridad que está ocurriendo en la casa de al lado. Hipocresía. "Suburbicon" presenta varios problemas en el guion y su ritmo no siempre es sostenido.
Sin embargo, a fuerza de convertirse en una comedia negrísima, jamás llega a aburrir, y menos decepcionar. Matt Damon está sencillamente perfecto como Gardner, un hombre con varias capas, al que el espectador nunca llega a descubrir, porque permanente muestra algo nuevo.
¿Hay algo que Julianne Mooore no pueda hacer? Rose y Margaret son diferentes y Moore se encarga de hacerlo notar con poco, unas miradas y un decir.
Al igual que Gardner, Rose terminará siendo algo que no esperamos. Pero las miradas estarán puestas en el pequeño Noah Jupe. Nicky es la visión del film, es quien guía al espectador y el encargado de unir todo. Jupe es adorable y no nos costará ponernos en el horror que vivirá. Clooney se rodea de un grupo de expertos. La fotografía de Robert Elswit es exquisita, hace lucir aún mejor la correctísima ambientación de época. "Suburbicon" es el idealismo, el sueño publicitario que se cae a pedazos, y visualmente eso se nota en cada plano.
La música de Alexander Desplat envuelve la película, remarca cada momento y va en aumento junto a su ritmo. Los inconvenientes en el guion de Suburbicon son comprensibles, la historia presenta tantas capas y vueltas (por favor, vayan sin haber visto demasiado) que es casi imposible que no haya alguna fisura, o que su ritmo de montaña rusa no presente algún momento de bajada.
Su tono de comedia negra disfraza mucho mejor que un tono serio, permite jugar alguna exageración y hasta la bajada de línea que más de una vez es bastante directa. Luego de una película fallida como "The Monument Mens", Clooney logra una sátira divertida punzante y certera con "Suburbicon". Los resultados de haber conseguido a un gran equipo de profesionales están a la vista.